Dar, hablar bien de los demás y moderación, son verdaderas perlas en nuestra existencia
FRANCISCO DE QUEVEDO escribió una serie de reflexiones, mismas que se compilaron con el nombre de Migajas Sentenciosas. Hay quienes afirman que este enorme poeta y pensador ha sido una de las inteligencias más brillantes que ha dado la humanidad. A continuación, trascribiré y comentaré dos reflexiones que he seleccionado.
“Dando y hablando bien, se ganan las voluntades” (QUEVEDO). El Eclesiástico de la Biblia, nos advierte: “El hablar trae honra y trae deshonra, la lengua del hombre es su ruina”. El fabulista Griego ESOPO, nos decía que lo mejor y lo peor que tenemos es nuestra lengua. El daño que nos causa hablar mal de otros, puede ser nuestra ruina. Hay personas para quien dejar de hablar mal constantemente de las personas les resulta algo imposible. En el fondo de todo entrometido y destructor de honras se esconde un perverso vicio de dañar. El hablar mal de otros no solamente demuestra una ligereza de espíritu, mezquindad y una grave insensatez, sino además, el vicio de la envidia que le trastorna su carácter. Para algunos, hablar mal de su prójimo es como un desquite ante su condición existencial que no acaba de aceptar. El que habla mal de otros siente un gran gozo al hacerlo, pero lo hace a la sombra y nunca de frente. El maldiciente, el difamador y el chismoso no están contentos con su existencia y la pobre y vulgar manera de aliviar por un momento su insatisfacción es rebajando al otro.
Esta conducta es ruinosa para el que no puede contener su lengua. Quien lo escucha, sabe que él mismo puede ser la siguiente persona y por ello desconfía del que le trae las malas nuevas de quien habla mal. Puede ser, que lo que diga el descalificador, el lengua larga, agrade al que recibe las noticias, pero siempre, el que las dice, será de temer y causa de desconfianza. Sucede muchas veces como en la traición: el beneficiado con lo dicho por el traidor recibe con agrado las noticias, aunque el traidor siempre es ignominioso y detestable por el que se beneficia de la traición. Agrada el beneficio de la traición, pero se detesta al traidor. Hablar mal de las personas a ningún bien nos conduce y por lo general, nos puede acarrear grandes problemas.
En cambio, hablando bien de las personas resultamos confiables a los demás y de quien hablamos bien nos ganamos su respeto y simpatía.
Dice SAN LUCAS en su Evangelio: “Dad y se os dará”. Y todos conocemos el refrán popular: “Hoy por ti, mañana por mí”. Y que decir de ese sabio refrán: “Amor con amor se paga”. ARISTÓTELES decía en su Ética a Nicómaco, que de todas las virtudes, la generosidad es la más estimada. Y el genial GOETHE frecuentemente decía que solamente el que da puede ser feliz.
En otra de sus reflexiones, QUEVEDO escribió: “No hay ánimo tan constante a quien la abundancia no traiga algún vicio”. Este mismo pensador decía que el mejor estribo consistía en vivir ajustado. Como todos sabemos, el estribo que se usa en la silla de montar a caballo, fue uno de los instrumentos que cambió el rumbo de la historia en el mundo. Antes del invento del estribo, el guerrero que montaba un caballo tenía superioridad sobre los guerreros de infantería, de los que luchaban a pie. Pero con el invento del estribo, el guerrero se apoyaba en él y su ventaja sobre sus enemigos de a pie se multiplicó varias veces, pues difícilmente podía ser derribado del caballo. Este invento permitió que la historia de las guerras cambiara, pues el avance en las conquistas de otros territorios fue simplemente enorme.
Pues bien, para QUEVEDO, el mejor estribo, es decir, la manera más segura de vivir una vida sin vicios, consiste en vivir ajustado, es decir, disponiendo solamente de los medios económicos necesarios. Hoy en día, se piensa que a mayores ingresos económicos gozaremos de mejor salud y de una mayor felicidad. Las investigaciones recientes por parte de científicos con renombre mundial, son las siguientes: la miseria y la pobreza son factores de insalubridad y de infelicidad, pero una vez que las personas obtienen un regular ingreso para vivir decorosamente, su salud y felicidad se incrementan en alto grado. Pero cuando el ingreso económico sigue aumentando, los índices de salud y felicidad empiezan a irse hacia abajo. El dinero termina siendo el dueño de nuestro tiempo y de nuestras emociones. Y además, el vivir en la abundancia nos lleva a los excesos y algunas veces, al vicio, como lo dijo QUEVEDO. FERNANDO DE ROJAS en su obra La Celestina, exclamó: “¡Oh, Dios y como crece la necesidad con la abundancia!” y por su parte, el poeta Griego PÍNDARO, en su obra Olímpicas, escribió: “La saciedad y los afanes nacen de la abundancia”.
CRITILO nos deja estas reflexiones muy dignas de tomarse en cuenta: Dar, hablar bien de los demás y moderación, son verdaderas perlas en nuestra existencia.
Agradeceré sus comentarios: palabrasdepoder@yahoo.com.mx