Los temores presentes son menos horribles que los que inspira la imaginación
SÉNECA, en su magistral obra Epístolas Morales a Lucilio, escribió: “Son más, Lucilio (Lucilio es el amigo de Séneca a quien siempre se dirige en sus Epístolas), los casos que nos atemorizan que los que nos atormentan y sufrimos más a menudo por lo que imaginamos que por lo que sucede en la realidad. No hablo contigo ahora en nuestro lenguaje estoico, sino en este otro más asequible; porque nosotros afirmamos que todos esos sufrimientos que arrancan gemidos y lamentos son leves y despreciables. Pero renunciemos a estas frases sonoras, aunque, “oh dioses propicios”, son verdaderas. Esto es lo que te recomiendo; que no seas desgraciado antes de tiempo, toda vez que aquellas desgracias que temiste como ya inminentes quizá nunca han de llegar y con seguridad no han llegado”.
“Por esta razón- sigue SÉNECA diciendo- ciertos acontecimientos nos atormentan más de lo que deben, otros antes del tiempo debido, otros cuando no deberían atormentarnos en lo absoluto; o aumentamos el dolor o lo anticipamos o lo imaginamos”.
Con toda seguridad, SÉNECA es el autor más persuasivo de todos los escritores de la humanidad, que ejercen un poderosísimo efecto para la tranquilidad de nuestra alma. Pocos autores como él tiene tanto influjo para consolarnos ante nuestras desgracias y para infundirle ánimo a nuestro espíritu en todas las vicisitudes de la vida. Cuando SÉNECA escribió esta Epístola (sólo transcribimos una pequeña parte de ella), él sabía muy bien que el odio que le tenía TIGELINO, terminaría por convencer al Emperador Romano NERÓN a fin de que le ordenara a SÉNECA que se privara de su vida (recordemos que SÉNECA fue el preceptor de NERÓN).
En efecto, esto es lo que vino sucediendo: militares de la guardia de Nerón le dieron a SÉNECA la orden de que se suicidara, lo que hizo SÉNECA en presencia de su esposa y amigos, sin el más mínimo gemido, queja o lamento. SÉNECA no dio la menor muestra de miedo o tristeza y con todo valor y entereza, cumplió la orden de NERÓN.
SÉNECA es un excepcional curador de almas; uno de los más grandes que ha dado la historia. Sus prédicas y consejos él los llevó siempre a la práctica y por ello nos cautiva y fortalece. SÉNECA tiene absoluta razón: son más las cosas que nos atemorizan que las que nos atormentan. Nos atemorizan los males que aún no nos han acontecido, mientras que nos atormentan los males que ya nos han llegado. Pero aquí se aplica lo que escribió un pensador: “Durante toda la vida he sufrido por muchísimas adversidades... que nunca me sucedieron”.
Nuestra imaginación es un cielo o un infierno. Cuando tememos desgracias, hacemos de nuestra imaginación un infierno, pues sufrimos por infortunios que no nos han llegado y que en la gran mayoría de los casos, jamás nos llegarán.
El novelista francés ANTOINE DE RIVAROLL en sus Máximas y Pensamientos, escribió: “Es más fácil para la imaginación componer un infierno con el dolor que un paraíso con el placer”. Y para los males que tememos en nuestra imaginación desbocada, nada más cierto que lo que escribió SHAKESPEARE, el genio de genios “Los temores presentes son menos horribles que los que inspira la imaginación”.
Le tenemos tanto miedo al sufrimiento, que mínimas o medianas desgracias no las tenemos como tales, sino que las consideramos enormes y devastadoras, cuando sólo se trata de una distorsionada exageración y una fobia al mínimo dolor.
El novelista francés STENDHAL, escribió: “He empleado una gran parte de mi vida en defenderme contra la exageración, enemiga artera de la felicidad”. Y el dramaturgo Noruego IBSEN, sentenció: “La exageración es lo contrario a la sabiduría”.
Pero otras veces nos atormentan cuestiones que nos van a suceder forzosamente, como la muerte, la vejez o las enfermedades. Lo irracional estriba en que ya estamos sufriendo como si los males ya los estuviéramos padeciendo. Este sufrimiento “por anticipación” es una verdadera locura, pues dejamos de disfrutar de un buen presente por un temido futuro que a lo mejor nunca veremos, pues la vida nos puede abandonar en cualquier momento.
Hay una serie de acontecimientos que nos atormentan, cuando de ninguna manera deberían de atormentarnos: la futura educación de nuestros hijos, posibles desastres naturales, probables situaciones económicas apretadas, etc,.
Nuestra imaginación es muy fértil en estarnos inventando males de todo tipo. Nadie mejor que nosotros para darnos cuenta que la enorme mayoría de nuestros sufrimientos se debe a nuestra imaginación afiebrada que se impone todo tipo de infortunios que jamás nos ha ocurrido; a sucesos que pueden suceder, pero que a la mayoría de la gente no les preocupa y a infortunios que los hemos exagerado grotescamente, dándoles una importancia enorme y que en realidad sólo la tienen en una mínima parte.
CRITILO nos dice que lo más triste y lamentable de todo esto es que sufrir de estas maneras injustificadas, lo único que sucede es que nos paralizan. Quedamos como inválidos para la acción productiva y para el gozo de muchísimos placeres. ¡Qué triste, pues solamente viviremos por una sola vez y un corto tiempo y en cambio estaremos muertos por toda la eternidad!