Templar la imaginación, unas veces corrigiéndola y otras veces ayudándola
Nuestra Fantasía nos dispara a construir castillos en la arena o bien, a imaginarnos males sin fundamento alguno. Las obras de autoayuda que invitan a vernos como futuros millonarios o triunfadores, al final de cuentas, resultan destructivas y frustrantes pues nadie puede convertir sus sueños en una realidad, si no van precedidos por grandes esfuerzos. Además, no es cierto que los seres humanos queramos lo más grandioso; deseamos éxitos que vayan de acuerdo a nuestras posibilidades. Así, que agigantar Nuestros sueños con Fantasías estrafalarias, siempre terminarán en la decepción y derrota.
BALTAZAR GRACIÁN, en su obra, Oráculo manual y Arte de Prudencia, escribe: “templar la imaginación, unas veces corrigiéndola, otras ayudándola, que es el todo para la felicidad y aún ajusta la cordura. Da en tiranías (la imaginación) ni se contenta con la especulación, sino que obra, y aún suele señorearse de la vida (GRCIÁN quiere decir que nuestra imaginación, si no la sabemos manejar, domina nuestra vida), haciéndola gustosa o pesada (nuestra vida), según la necedad en que da; porque hace descontentos o satisfechos de sí mismos. Representa (nuestra imaginación) a uno continuamente penas, hecho verdugo casero de necios; propone a otros felicidades y aventuras. Todo alegre desvanecimiento. Todo esto puede, si no le enfrenta la prudentísima sindéresis” (sindéresis es la razón, el buen juicio, la cordura).
¡Cuánta razón tiene este jesuita español BALTAZAR GRACIÁN, en el sentido que si no lo manejamos con sensatez nuestra imaginación se convierte en nuestro verdugo casero! Y es verdugo casero, porque lo tendremos dentro de nuestra propia casa, dentro de nuestros mismos, es decir, que nuestra imaginación catastrófica se convertiría en nuestro verdugo y en el ejecutor de nuestros males.
Cuando algún mal nos amenaza realmente, dice el filósofo Alemán SHOPENHAUER “A menudo la fantasía se dedica a recrearla pintándola siempre más grande, acercándola más y haciéndola más terrible de lo que es. No podemos deshacernos de un sueño de esta clase al despertarnos, como lo haríamos con un sueño alegre. A este lo deshace inmediatamente la realidad y lo que aún pudieran de contener de aspectos posibles lo dejamos en manos del destino. No pasa lo mismo al despertar de fantasías oscuras (pesimista): nos falla el parámetro del grado de probabilidad de la cosa; la hemos acercado y puesto ante nosotros, su posibilidad, en general, es segura, se convierte para nosotros en algo creíble y sufrimos mucha angustia”.
CRITILO nos sugiere, que cuando nuestra Fantasía y nuestra loca imaginación se empiecen a ocupar de algún probable mal que sí nos pueda llegar, paremos de inmediato nuestros juegos imaginarios catastróficos. Casi siempre, ante males reales, lo que hacemos es agrandarlos, imaginándonos lo peor y con las más graves consecuencias. Dentro de una estricta ley de probabilidades y aplicada a cientos de veces que nos hemos angustiado por males reales, hemos comprobado al final de cuentas, que esos males sí nos llegaron, pero, que en la gran mayoría de las veces, fueron mucho menos graves de lo que nuestra loca fantasía nos atormentó.
El pedagogo Francés JULIO PAYOT, siempre le decía a sus alumnos, que cuando se enfrentaba la voluntad contra la imaginación, siempre y sin excepción, triunfaba la imaginación. Pues bien, cuando se enfrentan los razonamientos tardíos en contra de una imaginación catastrófica que sólo ve espantos y terrores, siempre y sin excepción, ganará nuestra imaginación, haciéndonos sufrir desproporcionadamente.
La única manera de que nuestra razón, buen juicio, prudencia y cordura, triunfen sobre el verdugo de nuestra imaginación que sólo ve infortunios, es luchar contra ésta, desde un principio, pues si la dejamos correr, nuestra inteligencia y buen juicio, serán sólo juguete y pigmeos ante el monstruo y gigante de nuestra imaginación pesimista y derrotista.
¡El único camino, es ponerle riendas a nuestra imaginación, pero desde el principio, que es cuando podemos ponerla en su lugar y en su justa dimensión!
