Sabiduría de la Biblia
La Biblia del Antiguo Testamento y en el libro de Proverbios escrito en el siglo V Antes de Cristo, en el número 15.1, dice: “Una respuesta suave calma el furor, una palabra hiriente aumenta la ira. 4 lengua mansa, árbol de la vida, lengua turbulenta rompe el corazón”.
Y por su parte en el libro bíblico de Colosenses 3.12, advierte: “Revestíos, pues, como elegidos de Dios, santos llamados y amados, de entrañas de misericordia, de bondad, humildad, mansedumbre, paciencia”.
El Evangelio de SAN MATEO, 5.4, amonesta: “Bien aventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra”. Y Proverbios 14.30, sentencia: “El corazón manso es vida del cuerpo; la envidia es caries de los huesos”.
La inmensa sabiduría del pueblo de Israel plasmó en el Antiguo y Nuevo Testamento, un conocimiento de las pasiones humanas realmente asombroso. En las citas bíblicas que hemos elegido, se hace referencia a lo que es una constante en la sabiduría de la Biblia: la Mansedumbre: esta virtud moral y este profundo sentimiento fueron altamente apreciados en la antigüedad del pueblo Israelí. En cambio, hoy en día, la Mansedumbre es un tema no tocado por los psicólogos y despreciado en la civilización Occidental, sociedad que privilegia el éxito a toda costa y la competitividad.
La Mansedumbre es una de las virtudes y de los estados existenciales del ser humano que más describe el novelista Ruso DOSTOYEVSKI. Los personajes de este genio de la novela, de alguna manera protagonizan o se encuentran en profunda relación con personas que tienen como característica principal la Mansedumbre. Nadie como DOSTOYEVSKI entre todos los filósofos, psicólogos o teólogos en la historia de la humanidad han llegado a penetrar en las entrañas espirituales y afectivas de la Mansedumbre, como este novelista lo ha hecho; ni el propio SHAKESPEARE el más grande genio de la humanidad, pudo rivalizar en este tema con el novelista ruso.
La Mansedumbre se convierte en la apacibilidad y benignidad en la condición en el trato con las demás personas. Esta virtud es una cualidad del alma que conduce al hombre a hacer del mejor modo posible lo que es útil y agradable a los demás, pero lo hace con bondad y con dulzura de corazón. ROQUE BARCIA nos dice que “La mansedumbre es una constante igualdad del alma, fundada sobre una bondad inalterable y acompañada de una dulzura inmutable, que sufre con resignación la adversidad, del mismo modo que hace bien a sus semejantes”.
Toda Mansedumbre se sostiene en una enorme fuerza espiritual, en una firme constancia y en una noble resignación. Para la Biblia, la Mansedumbre es un “árbol de vida” y “calma el furor”. Para la Biblia, la Mansedumbre, es hermana de la misericordia, de la bondad, de la humildad y de la paciencia.
A los mansos de corazón les promete la Biblia que les dará como herencia “la tierra” y les dará “vida en su cuerpo”. No cabe duda, que hoy en día nos hemos alejado radicalmente de formas superiores de vida que existían siglos atrás. Aunque las pasiones y sentimientos de los seres humanos son los mismos al menos en los últimos ciento cincuenta mil años, la verdad es que las personas experimentamos pasiones y sentimientos diferentes en iguales circunstancias, pero en épocas distintas.
Algunos pueblos de la Antigüedad vivían sus pasiones y sentimientos de una manera más normal y espontánea; tenían una percepción de la vida más natural y precisa que la que tenemos ahora. Por ejemplo, siglos antes de HOMERO en Grecia y en los cinco siglos siguientes después de Cristo, en esa Grecia clásica, el honor y el esfuerzo heroico constituían altísimos valores. Estos valores estaban sustentados en la dignidad, en lo noble y en el respeto a sus antepasados. Para estos griegos, el honor y la dignidad tenían más valor que la propia vida. La Iliada nos muestra, que la Mansedumbre era una admiradísima virtud, propia de hombres dignos y esforzados.
CRITILO nos dice, que desafortunadamente la civilización occidental en los últimos doscientos años se ha apartado de sus fuentes más originales: la cultura Griega y la moral cristiana. Occidente se formó gracias a la antigua Grecia, pero ahora, los hombres ya no vivimos ni experimentamos las grandes pasiones y virtudes que formaron parte de nuestro origen: el honor, la dignidad, el esfuerzo heroico y el respeto a nuestros antepasados.
Hoy en día entre más apaguemos virtudes como el honor, la aspiración a la verdad, a lo noble y a la belleza, creemos que estaremos mejor, porque hemos confundido la verdadera y auténtica vida con el éxito económico y el acendrado individualismo.
La Mansedumbre, se vivió en toda la antigüedad, como una virtud propia de almas nobles y llenas de grandeza. En cambio, hoy, la Mansedumbre constituye un obstáculo a la codicia económica, aún cuando el progreso económico esté fundado en la envidia y en la codicia. ¡Recordemos, que la Mansedumbre, no es una debilidad del corazón, sino una prueba de enorme fortaleza y altísima dignidad!