El presente es el único bien que el hombre posee en realidad
SHOPENHAUER, en su obra, El Arte de ser Feliz, escribió en la regla 18: “No hay que entregarse a grandes júbilos ni a grandes lamentos ante ningún suceso, porque la variabilidad de todas las cosas puede modificarlo por completo en cualquier momento, en cambio, disfrutar en todo momento el presente lo más alegremente posible: ésta es la sabiduría de la vida. Pero la mayoría de las veces hacemos lo contrario: los planes y las preocupaciones cara al futuro o también la nostalgia del pasado nos ocupan tan plena y constantemente que casi siempre menospreciamos y descuidamos el presente. Y sin embargo, sólo éste es seguro, mientras que el futuro y también el pasado casi siempre son diferentes de cómo lo pensamos. Engañándonos de esta manera, nos privamos de toda la vida. Aunque para la eudemonia esto es bastante adecuado, de una filosofía más seria resulta, en cambio, que si bien la búsqueda del pasado siempre es inútil, la preocupación por el futuro lo es a menudo y por eso sólo el presente es el escenario de nuestra felicidad, lo cierto es, sin embargo, que este presente se convierte en pasado a cada momento y entonces resulta tan indiferente como si nunca hubiese existido: ¿dónde queda, pues, un espacio para nuestra felicidad?”.
Con frecuencia no podemos resistir la tentación de transcribir largas reflexiones de un enorme provecho, como lo hacemos con esta larga cita de SHOPENHAUER. Seamos francos con el lector: no abrigamos la menor intención de ser originales. Los autores originales han sido muy pocos en el mundo, por lo que resulta mejor para todos, estudiar lo óptimo del pensamiento humano y ponerlo a disposición del lector, como es ahora el caso.
La primera observación psicológica de SHOPENHAUER es absolutamente cierta: no debemos sentir grandes júbilos ni grandes lamentos ante lo que nos acontezca. Los seres humanos tenemos una fuerte tendencia a entregarnos en manos de un gran júbilo al considerar como afortunadas ciertas cosas que nos pasan; pero, por desgracia, también sufrimos en demasía ante infortunios que no deben causarnos tanto pesar. Recordemos lo que escribió XAVIER DE MAISTRE: “La exageración es la mentira del hombre de bien”. Y qué razón tuvo el filósofo español JOSÉ ORTEGA Y GASSET, al haber escrito: “pensar, hablar, es siempre exagerar”.
SHOPENHAUER le atribuye al presente la más grande importancia en nuestras vidas. Disfrutar del presente es una constante en los Libros de la Biblia y grandes pensadores, como SÉNECA, EPICTETO, EPÍCURO y muchos más, le dan un inmenso valor. El filósofo francés ROUSSEAU escribió: “El presente es el único bien que el hombre posee en realidad”.
Una de las maneras más lamentables y tristes como desperdiciamos nuestras vidas consiste en estar permanentemente planeando lo que cualquier mínima circunstancia nos puede desbaratar e igualmente, estar de manera melancólica recordando un pasado que jamás podremos rescatar, más que en forma de recuerdos tristes o jubilosos.
Es absolutamente lógico, que nadie puede ser feliz en el pasado o en el futuro y cuando estamos futurizando de manera feliz, la realidad es que esos momentos felices al futurizar, los vivimos en el presente y en ninguna forma, en el futuro o en el pasado. SHOPENHAUER se pregunta, que ¿dónde queda un espacio para nuestra felicidad, si el presente muy pronto se convierte en pasado? Aquí, SHOPENHAUER no acierta, pues de hecho nadie ve el presente segundo a segundo, sino que para todos nosotros, el presente lo encajonamos cuando menos en el día de hoy, aunque en realidad, consideramos el tiempo presente en tiempos de días o semanas.
CRITILO nos pide que reflexionemos muy cuidadosamente en los pensamientos siguientes: El poeta romano nos aconsejó: “Coge el día presente y fíate lo menos posible del mañana”. Y por su parte, SÉNECA sentenció: la mayor rémora de la vida es la espera del mañana y la pérdida del día de hoy”. Y finalmente, una reflexión del poeta británico SIDNEY SMITH: “No sabemos nada del mañana; nuestra preocupación es la de hacer lo mejor que podamos y contentarnos con el presente”.
