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Palabras de Poder

Jacinto Faya Viesca

La envidia de la virtud hizo a Caín criminal

La Envidia es un sentimiento de pesar que experimentamos por el bien que posee otra persona. Es el padecimiento de una persona porque otra tiene o consigue cosas que ella no tiene o no puede conseguir. Es también el padecimiento porque otro disfrute el cariño, la simpatía, etcétera, de alguien que el que siente la Envidia quisiera disfrutar él solo.

CERVANTES en el Quijote escribió: “Donde reina la envidia no puede vivir la virtud”. Y el poeta Romano HORACIO escribió: “El envidioso adelgaza con la opulencia ajena”.

La Envidia es la expresión y el reconocimiento de la propia inferioridad y debilidad. Desgraciadamente la Envidia no es solamente la confesión de inferioridad, sino que el problema consiste en que el que manifiesta Envidia es porque sufre de un trastorno emocional: se siente menos, odia pasivamente al envidiado y sufre por que no soporta el bien del otro que quisiera que no tuviera. Si el envidiado llegara a perder el bien que el envidioso envidia, temporalmente dejaría de sufrir; pero solamente respecto a esa persona, ya que su enfermedad permanece intacta: lista a clavarle las garras en el alma en cuanto al envidioso envidie a otra persona. Se trata de un círculo infernal, en el que el envidioso odia, sufre intensamente por su permanente sentimiento de debilidad y se atormenta por un íntimo y pertinaz sentimiento de cobardía, pues casi siempre no se enfrenta al que envidia.

La Envidia nace cuando empezamos a compararnos con otras personas, ya sea por las cualidades del envidiado o bien, por la posesión de bienes de otra persona. Es muy natural que permanentemente nos estemos comparando con otras personas, a fin de medir nuestro desempeño o simplemente porque anhelamos tener las cualidades de otros o sus bienes. Pero de estas comparaciones no necesariamente nace el sentimiento de la Envidia. Si la persona admira a otro o bien, lo ama, jamás podrá sentir los aguijones y brazas de la envidia. Admirar los grandes logros de personas destacadas no sólo implica un corazón sano, sino que nos inocula contra la Envidia.

Todo envidioso está confuso y no conoce el valor y el precio de las cosas. Envidia de bulto, sin darse cuenta del costo que ha significado al envidiado ser lo que es y tener lo que tiene. Y está confuso el envidioso, además, porque cree ciegamente que él “necesita a toda costa” las cualidades o bienes del otro, no dándose cuenta que generalmente para nada las necesita y que él, puede ser muy feliz con lo que tiene.

Lo que pasa, es que el envidioso sobrevalora lo que el otro tiene, e infravalora y desprecia lo que posee. En el lenguaje popular se dice de estos envidiosos: “fulano de tal es muy descontentadizo”, queriendo decir, que de todo está inconforme y que nada lo contenta. Desafortunadamente, nada puede hacer el envidiado, porque si trata al envidioso con generosidad, en vez de aplacar la envidia, la enciende más, pues el envidioso con esta muestra de generosidad se siente más inferior y a la vez, ve aún más grande al que envidia, por lo que su odio pasivo se intensifica contra el envidiado.

Si un envidioso posee cualidades relevantes y además goza de un carácter firme y de una buena fama, las condiciones para ser envidiado son las ideales. El poeta español Antonio Machado, en uno de sus versos escribió:

La envidia de la virtud / hizo a Caín criminal.

Y por su parte, Manuel Reyna, en su obra Noche de Estrellas, escribió:

Los envidiosos podrán / Al bueno con la sombra hundir; / Pero las nubes se van / Y el astro vuelve a lucir.

El envidioso se encuentra en un gravísimo problema: las altísimas probabilidades de que durante toda su vida sufrirá del corrosivo ácido de la envidia y a tal grado es así, que después de que hayan muerto a los que envidia, su Envidia continuará y muy probablemente con mucha mayor fuerza, pues sus envidiados ya quedaron calificados por él como superiores para siempre.

CRITILO nos dice, que el envidioso sólo tiene un camino para recuperar su salud emocional: ponerse en manos de un profesional competente de la salud mental. Este profesionista le hará ver que su Envidia anidó en su corazón en su infancia. Muy seguramente sus padres lo compararon desfavorablemente con algún hermano y además, le hicieron sentir que era una persona inferior. Y a la vez, le incubaron el germen de una ambición que no correspondía a sus capacidades naturales. Cuando el envidioso comprende a cabalidad cómo se gestó y desarrolló su Envidia, muy seguramente quedará curado para siempre.

Agradeceré sus comentarios: palabrasdepoder@yahoo.com.mx

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