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Palabras de Poder

Jacinto Faya Viesca

Sólo es dichoso aquel que quiere dar

FAUSTO, es la obra cumbre del poeta Alemán GOETHE, quien empleó 60 años de su vida para terminar esta joya de la literatura universal. Hay pensamientos en esta obra que llegan a la cumbre de la suprema sabiduría. Transcribiremos dos pensamientos de Fausto, haciendo sus respectivos cometarios.

“Sólo es dichoso aquel que quiere dar” (GOETHE).

Para nuestro poeta, el querer dar y el dar mismo, no sólo constituían manifestaciones de la más pura generosidad, sino que contribuían a la dicha. El “dar”, es lo contrario al “retener”. El avaro retiene, mientras que el generoso da. Jamás nadie ha conocido a un avaro como una persona dichosa. Y no puede serlo, porque el avaro y el codicioso sienten profundamente que viven en un estado permanente de pobreza y además, temen agudamente que en el futuro no puedan poseer lo necesario para vivir.

Hay muchas maneras de dar: dinero, tiempo, consuelo, consejos, influencia, etc. Pero se entiende, que tiene que tratarse de un “dar” que corresponda a la necesidad del que lo solicitó. CERVANTES en el Quijote dice: “El que luego da, da dos veces”, queriendo decir, que si damos de inmediato, el beneficiado con nuestro dar, con nuestro beneficio o favor, siente que se le da más. En cambio, cuando no damos un favor que se nos ha pedido, pudiéndolo hacer de inmediato, pero resistiéndonos a ello, hasta que finalmente lo concedemos, en muchas ocasiones en estos casos, el beneficiario nos cobrará odio. GRACIÁN decía que si damos rápidamente, damos doblemente y que la manera suprema de dar es cuando no se nos ha pedido el favor y nosotros nos adelantamos a su petición.

Para el predicador Inglés CHARLES HADDON SPURGEUN, “El dar es el verdadero tener” y el aviador Francés GEORGE MARIE GUYNEMER, dijo: “Mientras no se ha dado todo, no se ha dado nada”. Y por su parte, el Gran capitán Español GONZALO DE CÓRDOBA, escribió: No cierres nunca la mano; no

hay modo mejor de gozar de los

bienes que dándolos

La Biblia es inmensamente sabia en este tema del “dar”.

En Proverbios 3.27 está escrito: “No niegues un favor a quien es debido, si en tu mano está el hacérselo”. Y también dice en el número 28: “No digas a tu prójimo: vete y vuelve, mañana te daré, si tienes algo contigo”. Y el evangelista SAN MATEO nos dice en 5.42: “A quien te pida da, al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda”.

La experiencia no se equivoca: nos ha demostrado que sólo los de corazón generoso pueden ser dichosos.

Ahora, pasemos a otro pensamiento de un tema distinto.

“Que este día, que todo el mundo celebra, sea día de cosecha para mí” (GOETHE).

Nuestro poeta durante toda su vida tuvo presente una reflexión que siempre lo guió: pensaba, que cada día la vida nos da tiempo y oportunidades para “depurar nuestro espíritu”. Es decir, de limpiar y purificar nuestra alma. El espíritu es la esencia y lo más valioso de nuestro ser. Depurar nuestro espíritu es una tarea de cada día y consiste en llenar nuestra alma de los pensamientos más constructivas, de gozarnos de la belleza de la naturaleza, de hacer de la contemplación del mundo la tarea mas importante de nuestras vidas.

GOETHE, fue uno de los mas grandes pedagogos que ha dado la humanidad. Siempre escribía y recomendaba a muchísimas personas que le pedían consejo, que la naturaleza era tan noble, que sólo nos bastaba meter las manos en ella para ocuparnos de cosas dignas, útiles y provechosas. Decía nuestro poeta, que cada día podíamos sembrar y contaba la analogía de un guardabosque que contemplaba con orgullo un roble alto y robusto, porque ese guardabosque lo había sembrado hacía muchos años.

GOETHE nos decía que cuando nuestras acciones eran buenas se expandían como se expanden los círculos de un estanque al arrojar al agua una piedra y del mismo modo, nuestras acciones buenas y útiles, nos decía, tienen efectos benéficos hasta el infinito.

Pero también, en una de sus obras, nos advertía que resultaba más fácil sembrar que cosechar. Por lo general, la mayoría de nosotros creemos que es al revés, pero no es así, de hecho, podemos esforzarnos mucho en sembrar: trabajar, construir relaciones, etc., pero si no estamos atentos al momento en que debemos recoger la cosecha, perderemos los frutos.

CRITILO nos recuerda que GOETHE era un convencido absoluto del hecho de que cada día podemos cosechar algo para nuestro beneficio. Y se trata de cosechar lo que merecemos o lo que la buena fortuna nos puede aportar cada día. CRITILO nos advierte de que seamos muy cuidadosos de no sembrar vientos a fin de no cosechar tempestades, como muy bien lo advirtió LUIGI SETTEMBRINI, al haber escrito: “En este mundo se recoge lo que se siembra: quien siembra lágrimas, cosecha lágrimas, quien traiciones, traiciones recoge”.

¡Seamos sembradores de lo útil y bueno, y cosechadores sagaces de los frutos de nuestros esfuerzos y de los regalos que nos da la vida!

Agradeceré sus comentarios: palabrasdepoder@yahoo.com.mx

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