El Senado norteamericano logró ayer un avance significativo respecto a una reforma migratoria que en principio permitiría la legalización de más de 12 millones de indocumentados, pero pone más énfasis en educación y habilidades para empleos disponibles que en vínculos familiares.
El acuerdo, que contó con el apoyo del presidente George W. Bush, marca un giro en el enfoque tradicional de la política migratoria de Estados Unidos que favorecía la reunificación familiar, ya que ahora se dará preferencia a los inmigrantes con más alta educación.
En rueda de prensa el senador demócrata, Edward Kennedy, informó que se crearía un programa de trabajo temporal y establecería un nuevo sistema de visa basado en méritos para los futuros inmigrantes.
El plan crearía además un programa temporal para permitir nuevas llegadas de profesionales a Estados Unidos. Un programa separado cubriría a los trabajadores agrícolas.
La reforma contempla que los indocumentados que hayan cruzado antes del primero de enero de 2007 recibirían un permiso temporal mientras esperan una visa que les permitiría vivir y trabajar legalmente en Estados Unidos.
En un periodo de 8 años podrían solicitar la residencia, para lo cual deberán pasar una serie de requisitos, como conocimientos de inglés, el pago de multas, así como un examen de no antecedentes penales.
Bush, aplaudió el acuerdo alcanzado en el Senado para impulsar una Ley de reforma migratoria y “atender este asunto, de crítica importancia”.