EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

¿Paro nacional?| Jaque Mate

Sergio Sarmiento

“Un partido político es la locura de muchos en beneficio de unos pocos”.

Alexander Pope

Los sindicatos “disidentes” de nuestro país habían programado un paro nacional para el dos de mayo. Conforme se acercó la fecha se hizo evidente que no lograrían la pretendida paralización de todas las actividades económicas de México y empezaron a cambiar su lenguaje. Así, el paro nacional se transformó en una “jornada de movilizaciones”. Y eso fue lo que vimos ayer.

Esta jornada tuvo, por supuesto, impactos diferentes en distintos lugares de nuestro país. En el Distrito Federal, que es donde se concentran la mayor parte de los grupos de interés que los gobernados nos vemos obligados a subsidiar con nuestros impuestos, las consecuencias de esta jornada de movilizaciones fueron bastante importantes. Pero la jornada pasó sin pena ni gloria en la mayor parte del país.

En la Ciudad de México desde temprano fueron cerradas instituciones educativas como la UNAM, la UAM, el IPN y otras más. No se requiere de un gran apoyo para cerrar una escuela. Ciudad Universitaria, con sus casi 300 mil estudiantes, maestros y trabajadores, fue “clausurada” por un grupo de quizá unos 300 activistas que simplemente bloquearon los accesos con barricadas, si bien muchas oficinas continuaron operando. En la enorme mayoría de los casos, los afectados, especialmente los estudiantes, no tuvieron más opción que aceptar la imposición de grupos que usan la amenaza de violencia como su forma de control. En otros, sin embargo, reaccionaron con valentía. En la Preparatoria nueve, por ejemplo, un grupo de estudiantes quitó las banderas de huelga que habían puesto los activistas y permitió que comenzaran las clases.

Distintos grupos de activistas, por otra parte, bloquearon intermitentemente vías de comunicación como Ermita Iztapalapa, Constituyentes y el Paseo de la Reforma ante la indiferencia de la Policía capitalina o incluso su colaboración con los activistas. Impidieron también el cobro de peaje en casetas de autopistas.

En Oaxaca, la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) realizó movilizaciones con el propósito de recuperar el protagonismo político perdido el año pasado tras la recuperación por las autoridades del centro histórico de Oaxaca.

La idea original de este supuesto paro nacional era protestar por el aumento en el precio de la tortilla. Conforme el tema dejó de dominar la atención de la población y de los grupos políticos del país, la nueva Ley del ISSSTE, que cambia las reglas para las pensiones de los servidores públicos que se contraten a partir de ahora, se convirtió en la excusa para el movimiento. Si bien los líderes de los grupos políticos que organizaron esta movilización dejaron de hablar de un paro nacional desde hace tiempo, quizá porque no querían fracasar en el propósito establecido, todavía ayer los líderes de la APPO hablaban de un paro nacional.

Paro nacional, por supuesto, no lo hubo. Como tantas otras veces lo que vimos ayer fueron cierres de algunas escuelas y bloqueos de calles llevados a cabo en ciertos lugares del país por grupos minoritarios ante la falta de acción de las autoridades. Los cierres de calles y de instituciones educativas, como sabemos, sólo se pueden llevar a cabo con la complicidad de las fuerzas del orden. No sorprende así que estos cierres se concentren en el Distrito Federal, Oaxaca y Michoacán, lugares en que los grupos que se oponen a la política económica tienen más fuerza y donde cuentan con la debilidad o la complicidad de los gobiernos locales. No hubo, por supuesto, ningún tipo de paro en Nuevo León, Coahuila, Baja California o en la enorme mayoría de los estados de nuestro país.

Nadie objeta, por supuesto, que estos grupos defiendan su ideología o los intereses económicos y políticos de sus líderes. Pero lo que realmente se vuelve molesto para quienes tenemos que vivir en las ciudades controladas por estos grupos son los constantes bloqueos de vías de comunicación y de instituciones educativas.

Juan Manuel de Prada, el escritor español autor de El séptimo velo, a quien entrevisté ayer en mi programa matutino de radio, me veía con incredulidad cuando le explicaba que en México cualquier grupo político puede hacer cualquier manifestación en el momento en que se le ocurra y cerrar las vías de comunicación que se le antojen. En España, por supuesto, se respeta el derecho a la manifestación, pero cada marcha debe tener una autorización administrativa y se le impide que bloquee las vías de comunicación.

El problema es que en México ya los grupos de poder se han acostumbrado a tomar como rehenes a los ciudadanos para promover cualquier tipo de causa, mientras que a las autoridades hace mucho tiempo que se les ha olvidado que su obligación es salvaguardar los derechos de los ciudadanos, aun ante los grupos políticos.

SANTA CRUZ

Hoy es el día de la Santa Cruz en que los albañiles y los trabajadores de la construcción en general celebran su trabajo. El origen del festejo radica en el hecho de que los trabajadores, desde tiempos de la Colonia, colocaban una cruz de madera sobre las construcciones que realizaban. En esta ocasión las señales de la economía son mixtas. Por una parte, la actividad de la construcción muestra una reducción de 1.1 por ciento en febrero de 2007 frente al mismo mes de 2006. Pero por la otra, en el primer bimestre de 2007 el número de empleos en la construcción aumentó 3.4 por ciento frente al mismo periodo del año anterior.

Leer más de EDITORIAL / Siglo plus

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 273327

elsiglo.mx