Indonesia, el país del mundo con mayores tasas de deforestación, tratará de lograr en la próxima Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (UNFCCC), que se celebrará en la isla indonesia de Bali, que los países desarrollados se comprometan a pagar dinero para frenar la destrucción de las selvas.
Para ello, Yakarta impulsará durante la conferencia, que empieza el lunes, la adopción de un mecanismo llamado Emisiones Reducidas de Deforestación y Degradación (REDD), con el apoyo de otros once países en vías de desarrollo con amplias extensiones de selvas.
Este mecanismo propone transformar el ahorro de emisiones de carbono logrado a través de programas de protección de los bosques en un bien intercambiable por dinero.
La aprobación de un instrumento como éste ayudaría a los países con menos recursos a luchar para frenar la deforestación y reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera causadas por la destrucción y degradación de los bosques.
El presidente indonesio, Susilo Bambang Yudhoyono, declaró esta semana en este sentido que “el mundo debe ser consciente de que la mayoría de países que tienen selvas están en vías de desarrollo, no son países industrializados. Si tuviéramos amplia capacidad financiera no necesitaríamos el apoyo de otros países, pero nuestras limitaciones nos obligan a cooperar”.
Indonesia, con alrededor de 120 millones de hectáreas, es el tercer país del mundo en extensión de selvas, por detrás de Brasil y la República del Congo, pero también es, según las organizaciones defensoras del medioambiente, la nación que sufre una deforestación más rápida, lo que le ha ayudado a convertirse en el tercer país del mundo en emisiones de carbono, por detrás de Estados Unidos y China.
Hasta ahora, este país no ha logrado beneficiarse del Mecanismo de Desarrollo Limpio (CDM por sus siglas en inglés), fijado en el Protocolo de Kyoto para premiar económicamente la conversión de tierras en bosques, según aseguraba recientemente la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo de Bosques.
Los programas CDM aprobados por la ONU permiten la obtención de Certificados de Reducción de Emisones (CER), que son intercambiables en el mercado internacional con los países industrializados que deben recortar sus emisiones de CO2.
Indonesia, al igual que otros países en vías de desarrollo con grandes extensiones verdes, insiste en que los países industrializados son los principales culpables del calentamiento global y deben pagar para beneficiarse del efecto benéfico de sus selvas en el planeta, por lo que ha empezado a hacer cuentas de lo que podría conseguir en Bali.