Financieramente la paraestatal está en una situación de quiebra técnica. El pasivo total de la empresa alcanzó ya los 107.8 mil millones de dólares en 2006, los cuales sólo podrían ser cubiertos vendiendo todos los activos que posee.
La historia suele ser implacable y con la industria petrolera mexicana no es la excepción. La Administración del entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz heredó al final de su periodo (1964-1970) la localización de los ricos yacimientos de petróleo en el sureste de México, pero Jesús Reyes Heroles, en ese momento director de Pemex, no pudo iniciar la explotación de estos depósitos. El boom petrolero para México estaba por llegar, pero mientras tanto la industria enfrentaba retrasos significativos en la actividad de exploración, limitaciones financieras, altos costos de explotación y baja capacidad productiva. Fue un periodo al que el propio Reyes Heroles calificó como de “petróleo difícil”, porque la producción que venía aportando Pemex no pudo enfrentar el incremento del consumo nacional. Joel Álvarez de la Borda, en su Crónica del Petróleo en México, que forma parte de los archivos históricos de Pemex, explica que mientras la demanda crecía a tasas anuales de 10%, la producción sólo lo hacía a 4%, lo que obligó al Gobierno Federal a recurrir a importaciones de crudo para satisfacer la demanda dentro del país. Hoy, 37 años después las cosas parecen no haber cambiado y por el contrario parecen haber empeorado. Al frente de Pemex está ahora Jesús Reyes Heroles (hijo), quien también recibe la localización de yacimientos con recursos prospectivos que en conjunto pueden llegan a alcanzar 54 mil millones de barriles, el doble de las reservas actuales, pero que tampoco puede explotar íntegramente. Actualmente el vaticinio oficial para la empresa no es más halagador que hace más de tres décadas: México podría estar importando nuevamente petróleo en muy poco tiempo, porque los grandes rezagos, las limitaciones financieras, la caída de la producción y la corrupción en la paraestatal siguen siendo el gran obstáculo. Poco ha cambiado en Pemex, a pesar que en el último sexenio se invirtieron millonarios recursos, en promedio 10 mil millones de dólares anuales, en comparación con los 2 mil 800 millones que se venían invirtiendo en los 18 años anteriores, recursos que muchos se preguntan dónde están. Cuando el Gobierno panista asumió el poder a finales del 2000, recibió una industria petrolera con grandes problemas, que el ex director de Pemex, Luis Ramírez Corzo, último director de la administración del ex presidente Vicente Fox, resumió de la siguiente manera: “Las reservas de hidrocarburos registraban un descenso constante, reponiendo tan sólo 26% de la producción; la declinación prevista de Cantarell, que representó a 2001 más de 55% de la producción nacional de crudo, estaba cada vez más cercana. Se preveía su inicio hacia finales de 2001, o principios de 2002; una caída más acelerada de la producción de crudo ligero, pasando de 910 mil barriles diarios (mbd) en 1996 a 733 mbd en 2000; la producción de gas natural había comenzado su caída a partir de 1998, pasando de 4 mil 790 mil millones de pies cúbicos por día (mmpcd) a 4 mil 676 mmpcd en 2000, situación que continuó hasta 2002, alcanzando 4 mil 423 mmpcd”. Además, “los proyectos de reconfiguración de las refinerías de Cadereyta y Madero presentaban retrasos significativos; se tenían importantes rezagos en mantenimiento de ductos y deficiencias muy importantes en infraestructura de almacenamiento y transporte; la infraestructura de petroquímica, cuya producción cayó de 8.3 millones de toneladas anuales (mta) en 1996 a 3.5 mta en 2000, mostraba obsolescencia creciente, asociada a un serio abandono de las instalaciones; la situación financiera experimentaba un deterioro creciente, ya que a partir de 1998 la empresa registró pérdidas netas, lo que eventualmente llevó al patrimonio a tornarse negativo, y la relación con el sindicato era complicada debido al entorno político”. Seis años después, la industria sigue en caos y los problemas añejos nadie ha podido resolverlos o no quieren hacerlo, bajo el argumento de que es necesaria la inversión privada para reactivar al sector. La tasa de restitución de las reservas probadas, que es de donde se obtiene realmente la producción, cubre 26%, es decir, de cada 10 barriles de crudo que se extraen de los yacimiento en mar y tierra, sólo tres se logran compensar con nuevos descubrimientos, el resto se pierde porque los grandes yacimientos dejaron de existir en México, lo que se explica en parte porque no se ha podido frenar la caída de las reservas desde 1972. Cantarell se está secando, su declinación continúa y no hay fuentes alternas que realmente compensen lo que se extrae de ese yacimiento. Por razones de sobreexplotación “se está secando la gallina de los huevos de oro”, opinó George Baker, analista de la firma norteamericana Energy.com. Ahora a lo más que aspiramos como país petrolero es mantener un promedio de producción de 3.3 millones de barriles y de 6 mil 500 millones de pies cúbicos de gas natural hasta 2021, es decir, no hay capacidad para abrir más las válvulas porque nos estamos quedando sin petróleo y gas económicamente explotable y ahora tenemos una relación de reservas probadas/producción que sólo nos puede garantizar, cuando mucho, petróleo para 9 años. Pero por si eso fuera poco, Pemex presenta actualmente: rendimientos de los productos de alto valor menores a los de la industria (64.5% en comparación con 73% de la iniciativa privada; consumo energético 40% mayor al estándar de la industria; mantenimiento deficiente en sus instalaciones que provoca 2.5 veces más paros no programados que la referencia de la industria; 395 fugas en ductos al año debido a rezagos en mantenimiento, deficiencias en planeación y una disponibilidad limitada de recursos; múltiples cuellos de botella que limitan e incrementan el costo de operación; así como rezagos importantes en la ejecución de proyectos por problemas en su definición, contratación y seguimiento de los mismos, lo que implica costos adicionales y retrasos en la entrada en operación de nuevas obras. Recientemente fue entregado a Jesús Reyes Heroles el censo actualizado de la red de ductos, lo que demostró que la empresa dispone de 63 mil 610 kilómetros para el transporte y distribución de hidrocarburos, pero su antigüedad promedio es de 30 años. Financieramente la paraestatal está en una situación de quiebra técnica. El pasivo total de la empresa (deuda) alcanzó ya los 107.8 mil millones de dólares al 31 de diciembre del 2006, los cuales sólo podrían ser cubiertos vendiendo todos los activos que posee: fierros, edificios, plantas, plataformas, etcétera, cuyo valor asciende a 111.2 mil millones de dólares. Las obligaciones asociadas al pasivo laboral de la empresa, en donde 147 mil trabajadores están en activo y 67 mil más son jubilados, se han incrementado de manera sustantiva en los últimos años, creciendo a una tasa real promedio de 17% anual entre 2001 y 2005. La Auditoria Superior de la Federación (ASF) calculó en 2002, que cada trabajador le costaba a Pemex y en consecuencia al erario 533 mil pesos anuales, hoy le cuestan 2 millones 129 mil pesos. Y todo esto ha pasado a pesar de que el Gobierno Federal invirtió en Pemex 10 mil millones de dólares anuales a lo largo de la pasada administración. El problema ahora es que pretende invertir un promedio de casi 18 mil millones de dólares entre 2007 y 2015 para simplemente no crecer ni en términos de producción de crudo y gas, y al mismo reducir sus exportaciones de petróleo de un millón 810 mil barriles que alcanzó el año pasado a un millón 273 mil barriles dentro de ocho años. Con todo, si ayer se acudió a deuda para alcanzar el famoso boom petrolero, hoy se busca la participación de la iniciativa privada, nacional y extranjera, para que inviertan en un sector que sigue siendo igual de incierto y poco efectivo que hace 37 años.
Urge Cárdenas a cambiar régimen fiscal
En el marco del 69 aniversario de la Expropiación Petrolera, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano demandó liberar a Petróleos Mexicanos (Pemex) del actual régimen fiscal.
Durante un desayuno que la comunidad politécnica ofreció en memoria del ex presidente Lázaro Cárdenas del Río -quien decretó la Expropiación Petrolera y fundó el IPN-, Cárdenas Solórzano señaló que la industria petrolera debe seguir desarrollándose para continuar cumpliendo su importante función pública nacional.
El también presidente de la Fundación por la Democracia, Alternativa y Debate consideró que la reforma estructural que se debe llevar a cabo en materia energética debe liberar los recursos que genera la paraestatal.
De esa manera, dijo, podría invertir en su propia expansión y se convertiría en una industria petrolera de todos los mexicanos. Comentó que yacimientos petroleros como el de Cantarell han demostrado una declinación y produce 500 mil barriles del crudo menos, en relación con los que se extraían en 2004.
Sostuvo que la industria petrolera también ha registrado una declinación general, por lo que se requiere una reforma para que los ingresos del Gobierno ya no se sustenten en la extración del petróleo.