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Pequeñas especies / “CANIBALISMO GREMIAL”

MVZ Francisco Núñez González

He querido evitar hablar de este tema, pero creo que es necesario hacer algunas reflexiones acerca de nuestra ética profesional.

Siempre he estado a favor de la competencia, es algo inevitable, nos obliga a una capacitación constante para estar actualizados, pero competir con mentiras y abusos hacia el cliente, incluso poner en riesgo la salud de la mascota y sólo por ganarse algunas monedas extras, eso es criminal.

Lamentablemente no sólo se da en nuestro gremio, lo vemos en cualquier profesión y a todos los niveles a excepción de los políticos, claro está.

Los dueños de las mascotas representan el papel más importante al caer en el juego de aquel colega mal intencionado, que hasta se frota las manos cuando ve llegar al paciente a su consultorio. En ocasiones la desesperación del dueño de querer ver a su mascota, reaccionar inmediatamente después de la aplicación de un medicamento y no ve mejoría, entonces recurre a otro veterinario, que no tiene ni la menor idea del tratamiento anterior o los estudios practicados y el tiempo que lleva el colega que estaba a cargo siguiendo una metodología de acuerdo a un diagnóstico, donde tenía perfectamente identificada la enfermedad y posiblemente el tiempo de recuperación.

Llega el nuevo paciente y en lugar de dar continuidad o solicitar los estudios realizados, inmediatamente da un diagnóstico a simple vista, completamente contrario al del veterinario anterior y no conforme de hacer un mal diagnóstico, hasta habla mal del colega diciendo sencillamente que lo estaba “intoxicando” con ese tratamiento. Y en ocasiones lo más sorprendente es que el perrito se alivia, pero no por el nuevo tratamiento, sino por el tiempo que necesitó el organismo de la mascota en reaccionar al medicamento que se le estaba aplicando con anterioridad.

Para realizar el diagnóstico de alguna enfermedad, en la mayoría de las ocasiones necesitamos recurrir a los exámenes clínicos de laboratorio, es indispensable para apoyarnos, para estar completamente seguros de lo que hacemos.

Admiro la sangre fría del colega que diagnostica enfermedad gástrica argumentando que es Parvovirus con el solo hecho de ver las deyecciones en el suelo, o aquél que diagnostica una sarna a simple vista porque ve al perro con algún prurito intenso, y no falta quién invente alguna enfermedad al no tener ni la más remota idea del problema con el que se está enfrentando.

En el peor de los casos cuando el cliente regresa a reclamar porque su mascota murió con el otro veterinario y debido a la ineptitud del colega lo más fácil fue decirle al cliente que nosotros habíamos hecho un diagnóstico equivocado, desafortunadamente no se puede hablar en esos momentos con el cliente por su exaltación, y explicarle todo el proceso de la enfermedad, estudios y tratamientos, tampoco vamos a caer en el mismo juego y decirle que el otro veterinario fue el responsable, cuando realmente así fue, sólo escuchamos y absorbemos toda la responsabilidad.

El cliente ya no regresa, y en el caso remoto de que llegue a volver, es porque lamentablemente tuvo otra amarga experiencia con su “nuevo” veterinario, el tiempo es quien se encarga de darnos nuestro lugar, desafortunadamente en esos casos ya no podemos seguir siendo el veterinario de su mascota, pues aunque usted no lo crea, también tenemos nuestro “corazoncito”.

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