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Pequeñas especies / ?DOS PÁJAROS DE UN TIRO...?

M. V. Z. Francisco Núñez González

No cabe duda que en nuestra profesión, nos encontramos con cada caso clínico que nos ha logrado quitar el sueño, aún y realicemos la misma cirugía, siempre habrá imprevistos o comportamientos extraños o simplemente diferentes formas de responder los organismos de los pacientes.

En la práctica veterinaria dedicada a las pequeñas especies, al igual que en otras especialidades, siempre habrá innovaciones; técnicas de cirugía, medicamentos, aparatos y hasta nuevas enfermedades.

Recuerdo cuando estudiaba en la Facultad de Veterinaria, teníamos dos clases dedicadas a los perros, zootecnia canina y clínica canina, impartida por un médico que hacía de su materia algo especial. Durante los cinco años de la carrera, ningún maestro mencionó la enfermedad del Parvovirus canino, simplemente porque no existía, fue precisamente hasta 1978 cuando se diagnosticó por primera vez en México, lo recuerdo bien pues fue el año que egresé de la facultad, posteriormente se presentaron como en cascada los casos. Así que el veterinario que no se actualiza, seguirá durmiendo en sus laureles.

Quise hacer alguna introducción, para justificarme y mis colegas no sean tan duros al juzgarme después de conocer el caso.

Se trataba de una perrita Schnauzer, de color sal y pimienta, de cuatro años de edad, me localizaron de urgencia un domingo para revisar a ?Chispa?, así era el nombre de mi paciente, la conocía desde pequeña, su dueño un buen amigo, médico traumatólogo y compañero motociclista, fue quien la llevó a consulta, realmente su esposa es quien se encargaba de ella. En esta ocasión notaron que la hernia había aumentado considerablemente de tamaño y por primera vez la veían triste. No quise hacer leña del árbol caído, años atrás, había insistido en operar esa hernia inguinal desde que ?Chispa? era una cachorrita. Al mencionarle a su dueño los riesgos que podían surgir con la cirugía, no se inmutó, ni hizo gesticulación alguna. Me dijo, Paco está en tus manos, hazle lo que creas conveniente, no sé por qué siempre las señoras dejan esto hasta última hora, por cierto, también me dijo que de una vez la esterilizaras, nosotros vamos a salir fuera de la ciudad, así que te la vamos a encargar unos días hasta que regresemos, le dije que era muy traumático realizar dos cirugías el mismo día y en lugares diferentes, la esterilización la dejaríamos para otra ocasión. Estuvo totalmente de acuerdo conmigo.

No hubo tiempo de estudios de laboratorio, de una radiografía o de algún ultrasonido, además conocía el caso desde hace años, había empezado con una pequeña hernia al tamaño de una nuez, ahora se encontraba con las dimensiones de una naranja, y por los signos era muy probable que la hernia empezara a estrangular al intestino.

Sé que nunca hay que subestimar una cirugía, pero antes de operar calculé me tardaría treinta minutos aproximadamente, así que manos a la obra, pasé el bisturí esperando encontrar al intestino en la cápsula herniaria, cuál fue mi sorpresa que no había ningún intestino, en su lugar se encontraba un cuerno uterino con fetos de tan sólo unas semanas, era algo extraño, cómo pudo alojarse en ese lugar y haber desplazado al intestino, siendo que el anillo inguinal, donde se encontraba la hernia era tan pequeño el diámetro que no podía ni introducir un solo dedo.

Resultaba imposible volver a introducir por ese mismo ?agujero? al cuerno uterino junto con los cachorros, así que no tuve más remedio que hacer más grande ese orificio y aprovechar esa misma incisión para poder trabajar.

Mi primera intención fue meter todo a su lugar, cerrar el anillo, suturar y santo remedio, pero había utilizado como anestésico pentobarbital sódico y como preanestésicos la xilacina y ketamina, desafortunadamente con el pentobarbital era muy probable que les hubiese ocasionado algún daño a los cachorros, no los podía dejar así, ponía en riesgo la vida de ?Chispa?, me encontraba en un dilema, de hacer la cesárea o aprovechaba la oportunidad de realizar la O.V.H. u ovariohisterectomía, (extirpar útero y ovarios), que resultaría, más traumático, me llevaría más tiempo, más anestesia y más riesgo. Recordé que su dueña también quería que la esterilizara, así que opté por la O.V.H. Fue laboriosa la cirugía, pues ?Chispa? es una perrita de escasos cuatro Kg. y tenía que realizar la operación por la incisión que había hecho desde un principio.

Todo estaba resultando bien, cuando momentáneamente ?Chispa? dejó de respirar, aún no terminaba de suturar cuando se presentó un paro respiratorio, inmediatamente le administré estimulantes cardiorrespiratorios y un antídoto para la xilacina, afortunadamente empezó a respirar de nuevo, después del susto continué suturando y volvió a presentarse otro paro, una vez más salió con la respiración artificial, al terminar la cirugía vi el reloj, lo que pensaba realizar en media hora lo había hecho en más de noventa minutos, realmente el tiempo no importaba en lo absoluto, la recuperación de ?Chispa? era lo primordial, las constantes fisiológicas de mi paciente eran normales, las que se encontraban alteradas eran las mías, y creo que hasta yo tenía hipotermia.

Volví a checar mis dosis de anestesia y a repasar los pasos de la intervención, todo estaba perfectamente en orden, fue uno de esos casos raros en que todo nos pasa en una cirugía.

Pasaron algunos días y afortunadamente la salud de ?Chispa? era excelente, al regresar su dueño por ella, le comenté por lo que había pasado y sólo reía, realmente gozaba con los apuros que había tenido con su mascota. Estoy seguro que no alcanzó a preocuparse pues al verlas saltar y correr, no se llegó a imaginar a la mascota de su esposa en paro respiratorio, me dijo. No le voy a comentar nada a mi señora sobre las complicaciones, pues es la niña de sus ojos, al contrario, le diré que sus deseos se habían cumplido, que ?había matado dos pájaros de un solo tiro? y estaría muy contenta de que ?Chispa? haya sido operada de su hernia y también haya quedado esterilizada.

He visto a la señora en un par de ocasiones, y jamás ha hecho comentario alguno al respecto, estoy seguro que no se enteró nunca de que su mascota estuvo al borde de la muerte en dos ocasiones.

Sólo espero que no me reclame al ver el presente artículo, pues ella es una de mis contados lectores que me distinguen con su preferencia los domingos. Y que en lugar de haber matado a dos pájaros de un tiro, ¡había tenido dos paros en una cirugía!

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