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Pequeñas especies / ¡FELICIDADES TORREÓN!

M. V. Z. Francisco Núñez González

Los deseos primarios de todas las personas son: la felicidad, el bienestar y el progresar.

Una forma de lograr estos objetivos es siendo rico y próspero. Así como hay personas pobres y personas ricas, hay países pobres y países ricos.

La diferencia entre los países pobres y los ricos no es su antigüedad. Queda demostrado con los casos de países como India y Egipto, que tienen miles de años de antigüedad y son pobres. Al contrario de Australia y Nueva Zelanda, que hace poco más de ciento cincuenta años eran desconocidos, hoy son países prósperos y ricos.

La diferencia entre países pobres y ricos, tampoco está en los recursos naturales que disponen pues Japón tiene un territorio muy pequeño y el ochenta por ciento de su suelo es montañoso, malo para la agricultura y ganadería, sin embargo es la segunda potencia económica mundial. Su territorio es como una fábrica flotante que recibe materia prima de todo el mundo y los exporta transformados acumulando su riqueza.

Por otro lado se encuentra Suiza, sin océanos, que tiene una de las mayores flotas náuticas del mundo, no tiene cacao, pero sí el mejor chocolate del mundo, en sus pocos kilómetros cuadrados, cría ovejas y cultiva el suelo sólo cuatro meses al año ya que el restante es invierno; pero tiene los productos lácteos de mejor calidad de toda Europa. Igual que Japón no tiene productos naturales, pero da y exporta servicios con calidad muy difícil de superar; es un país pequeño que da una imagen de seguridad, orden y trabajo, que lo convirtió en la “caja fuerte” del mundo.

Tampoco es la inteligencia de las personas la diferencia, como lo demuestran estudiantes de países pobres que emigran a los países ricos y consiguen resultados excelentes de su educación; otro ejemplo son los ejecutivos de países ricos que visitan nuestras fábricas y hablar con ellos nos damos cuenta que no hay diferencia en lo intelectual.

Finalmente no podemos decir que la raza hace la diferencia, pues en los países centro-europeos o nórdicos vemos cómo los países llamados “ociosos” de América Latina o de África, demuestran ser la fuerza productiva de esos países.

Entonces ¿Qué hace la diferencia? La ACTITUD de las personas hace la diferencia.

Al estudiar la conducta de las personas en los países ricos, se descubre que la mayor parte de la población cumple las siguientes reglas, cuyo orden puede ser discutido:

-La moral como principio básico.

-El orden y la limpieza.

-La integridad.

-La puntualidad.

-La responsabilidad.

-El deseo de superación.

-El respeto a las leyes y el reglamento.

-El respeto por el derecho a los demás.

-Su amor al trabajo.

-Su esfuerzo por la economía y acometimiento.

¿Necesitas de más leyes? ¿No sería suficiente cumplir y hacer cumplir estas simples diez reglas?

En los países pobres sólo una mínima (casi ninguno) parte de la población sigue estas reglas en su vida diaria. No somos pobres porque a nuestros países les faltan riquezas naturales, o porque la naturaleza haya sido cruel con nosotros. Simplemente por ¡Nuestra actitud!

Nos falta carácter para cumplir estas premisas básicas del funcionamiento de la sociedad.

La mayor cantidad de gente posiblemente reflexione sobre este tema y eventualmente lo ponga en práctica. No olvide que; LA POBREZA ES MENTAL.

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