?Sam? llegó a nosotros porque sus anteriores dueños no le podían atender, en esos días ?Blanca Nieves? se encontraba grave y para atenuar el dolor de mis hijos por la pronta partida de nuestra mascota de catorce años, acepté a ?Sam? se trataba de un hermoso ejemplar Golden Retriver de un año de edad.
Al principio su adaptación no fue fácil, es lógico que extrañara a su anterior familia, afortunadamente los paseos, la interrelación y sobre todo el cariño que se le dio, hizo que rápidamente ?Sam? se encontrara jugando y obedeciendo como si se tratase de un perro que hubiera recibido un curso completo de obediencia y comportamiento y siempre hubiese estado con nosotros.
Durante su adaptación hubo una relación mágica con mi hija Sofía, la menor, la convivencia se presentaba a diario y en ocasiones los juegos duraban horas, sus juguetes preferidos era una pelota de goma con un cordón de colores, le encantaba que le lanzaban el juguete para ir presto a recogerlo, se veía que realmente lo disfrutaba.
Recuerdo que cuando regresamos de las vacaciones de verano, ?Sam? se encontraba algo triste, como si nos estuviera esperando para atenderlo, presentaba un cuadro de gastroenteritis hemorrágica, realmente se puso grave, su recuperación fue casi después de los treinta días, recuerdo que empezaba a desesperarme, no toleraba alimento alguno, y estábamos a sólo unos días de que recién fallecido ?Blanca Nieves?. Cuando al fin toleró alimento había perdido cerca de diez kilogramos de peso, se encontraba bastante desmejorado, pero al ver que cedía el vómito, inmediatamente pensé que su recuperación estaba próxima, como así sucedió.
Pasaron los meses y logró una estampa impresionante, mi hija Sofía no dejaba pasar semana alguna, cuando me preguntaba si lo podía llevar a la clínica para su baño y estética, así que siempre se encontraba reluciente, casi creo que si alguna vez llegó a tener alguna pulga, también ésta se encontraba brillando de limpia.
Hace unos cuantos días ?Sam? salió a la calle y jamás regresó, salía con regularidad y siempre volvía, días antes una vecina impidió que se lo llevaran en un vehículo que lo aguardaba. Le hemos estado buscando calle a calle, anuncios en el periódico y colocado su fotografía en las cercanías de la casa.
Sé que se encuentra en cautiverio y que está sufriendo, ?Sam? disfrutaba estar viendo hacia la calle e inspeccionarla de vez en cuando, inmediatamente se ganaba la confianza de toda persona, era feliz cuando le hablaban y le hacían alguna caricia sobre su cabeza, es una de las pocas razas de perros que tienen el don de ser agradables a la gente a primera vista, por su carácter tan noble y por su belleza.
Sólo espero que la persona que lo tenga sea consciente que se trata de un ser vivo, estando en cautiverio y amarrado en un espacio reducido dentro de cuatro paredes, estoy seguro que ?Sam? estará pasando por un calvario, así como lo está pasando mi pequeña ?Sofía?.
En esta semana nos reunimos los veterinarios en nuestra junta mensual, les solicité su ayuda para encontrar a mi perro, pues estoy seguro que la persona que lo tiene conoce de perros y tarde o temprano lo llevará con un veterinario. Precisamente fue uno de los temas de la noche. ?El plagio de las mascotas! Recuerdo que decía uno de ellos, ¡cómo es posible que no tengan sentimientos esas personas! Perfectamente saben que no son perros abandonados, incluso muchos de ellos se creen hasta niños y que atrás de ellos siempre habrá una familia que sufre al perderlos, sobre todo los más pequeños.
Otro colega comentaba. En ocasiones el ?nuevo? dueño ni siquiera trata de ocultar la procedencia del perro cuando nos lo lleva, y hasta es un orgullo decir para ellos ¡me lo encontré!, al decirles que si se han puesto a pensar sobre la angustia de sus dueños al estarlo buscando, argumentan, si el perro andaba en la calle, es porque su dueño no merece tenerlo por descuidado.
La mayoría de los clientes que pierden a su mascota, inmediatamente recurren al veterinario más cercano, les sugerimos poner un aviso en el periódico y colocar volantes en lugares estratégicos, la mayoría de las ocasiones logran encontrarlos.
Afortunadamente todavía existen personas de corazón noble, con grandes valores cívicos, incluso así como recurren a nosotros aquéllos que pierden a su mascota, también nos solicitan ayuda aquellas personas que se encuentran algún perro extraviado, se hacen cargo de ellos, los alimentan y asean, si se encuentran heridos los llevan al veterinario y lo más importante que no buscan recompensa alguna, pues inmediatamente se dan cuenta de la angustia por la que está pasando aquel pobre perrito que se encuentra temblando de pánico, y sobre todo piensan en el dolor por el cual están pasando sus dueños.
Le sugiero un anuncio en el periódico, ocasiona una serie de gastos hacerse cargo de una mascota, pero cuando la recuperan sus dueños, éstos pagan hasta con creces los gastos hechos a su adorado perro.
Sólo espero que a ?Sam? le tengan paciencia, pues es muy delicado de su estómago, el alimento de cordero y arroz es veneno para él, inmediatamente le provoca gastroenteritis, así como el estruendo de los cohetones de pólvora y los truenos en épocas de lluvia, le causan gran temor, recuerdo que a nuestro ?guardián? lo teníamos que proteger dentro de la casa mientras pasaba la tormenta.
Hemos recibido varias llamadas, incluso hasta en la madrugada cuando llega ese perro que creen que es el nuestro e inmediatamente vamos en su busca, pero desafortunadamente no ha sido ?Sam?. Una amable señora nos habló diciendo que había visto a unos trabajadores con un perro de las características de ?Sam? cerca del lienzo de charros de Torreón Jardín, inmediatamente me desplacé hacia ese lugar pues vivimos a tan sólo unas cuadras de ahí, y toda persona que me encontraba le preguntaba sobre mi perro, no logré localizarlo.
Si acaso llegan a ver a mi perro deambulando por las calles o si ven amarrado a un bello ejemplar de Golden Retriver, con abundante pelo dorado, mucho les agradecería se comunicarán al teléfono 713-90-98, la dirección de la clínica es Nogal número 178 colonia Torreón Jardín.
?Qué triste es ver un perro perdido. Tiene un porte especial y desesperado, un apremio confuso, ojos demasiado ansiosos por responder cualquier llamada. Cruza veloz un territorio desconocido, con la esperanza imposible de oír una voz conocida, de captar un rastro familiar, y siempre cada vez más sumido en la desolación?.