Cuando se analiza y plantea una y otra vez el mismo problema a los amigos, se muestran más síntomas de depresión y ansiedad de quien no lo hace.
Muchas veces, confiar los problemas personales a las amigos puede ayudar a desahogarse, aunque no es lo más recomendable, ya que perjudica sicológicamente.
La discusión excesiva de los conflictos puede perjudicar a chicas preadolescentes y adolescentes, más que ayudarlas.
Los investigadores incluso acuñaron un término para describir el fenómeno: co-rumiar. Se concluyó que las adolescentes que co-rumian, o dan vueltas y vueltas a un mismo asunto, analizando y planteando una y otra vez la misma situación a sus amigas, tendían a mostrar más síntomas de depresión y ansiedad que las que no lo hacen.
Hablar demasiado sobre los problemas personales mantiene a éstos más presentes y da la impresión de que son más grandes y difíciles de solucionar.
Esto también ocasiona que las jóvenes piensen únicamente en el asunto en lugar de despejarse con actividades que tal vez puedan distraerlas de sus preocupaciones.
Los hombres se desentienden
Curiosamente, los hombres que revelan sus problemas a sus amigos no presentan los mismos síntomas de ansiedad y depresión que las mujeres. Rose dice que esto probablemente se deba a que ellos tienden a buscar salidas y "son más propensos a culpar a otros de lo que les aflige".
Los investigadores examinaron a más de 800 estudiantes adolescentes a los que se les preguntó de qué manera comparten sus problemas, si han sentido algún tipo de depresión y ansiedad, y por último, sobre la calidad de sus relaciones amistosas.
Aunque parece que dar vueltas a sus preocupaciones deprime más a las adolescentes, esto tiene un rasgo positivo: las acerca más a sus amigas y fortalece su relación con ellas.
En este caso, ocurre exactamente lo mismo con los hombres.