El presidente peruano, Alan García, habla con algunos pobladores en Pisco hoy, 21 de agosto de 2007, seis días después del fuerte terremoto que sacudió la costa peruana. (EFE)
El presidente de Perú, Alan García, anunció hoy 'drásticas sanciones penales' a quienes se apropien de la ayuda humanitaria enviada a las víctimas del terremoto del miércoles pasado, que dejó más de 500 muertos y 250 mil damnificados.
'Seremos muy severos. No vamos a permitir desórdenes', dijo el gobernante peruano a periodistas luego de que se informara sobre el caso de una funcionaria que desvió hacia su domicilio unos 500 kilogramos de donativos.
Al recorrer la devastada ciudad de Pisco, 250 kilómetros al sur de Lima, García lamentó que 'inescrupulosos' pretendan aprovecharse de la ayuda humanitaria para los damnificados del sismo de 7.5 grados en la escala de Richter que azotó gran parte del país.
'Ya se hicieron las coordinaciones con el Ministerio Público para que se denuncie a aquellas personas que pretendan aprovecharse de la cooperación para los damnificados', indicó el jefe de Estado al admitir que hay zonas del país donde la asistencia no ha llegado.
El lunes pasado, las autoridades detuvieron a la subgerente de Defensa Civil del distrito capitalino de La Victoria, María Teresa Rosas García, acusada de desviar hacia su vivienda media tonelada de alimentos, ropa y carpas.
García dijo que 'todo indicio de peculado agravado será duramente sancionado' para evitar que alguien tenga la 'tentación' de apropiarse de la asistencia humanitaria que proveen los peruanos y organismos internacionales a favor de los damnificados.
El mandatario peruano señaló que los helicópteros con ayuda salen de manera constante a los poblados aledaños llevando donaciones, lográndose cubrir el 95 por ciento de las zonas damnificadas.
El jefe de Estado aclaró, asimismo, que 'no se establecerá el toque de queda o situaciones de estado de sitio en las zonas damnificadas de Pisco, Ica y Chincha, ya que debe equilibrarse la necesidad del orden con los derechos humanos de las personas'.
En la zona devastada no existen viviendas, aseveró el gobernante peruano, por lo cual consideró imposible decretar un toque de queda como medida para salvaguardar el orden y evitar los saqueos.
El presidente admitió que hay 'algunos grupos alterados por la desesperación y la idea de no tener agua u otros piqueteros que han querido aprovecharse de la situación y realizaron saqueos, aunque en una mínima proporción'.
Anunció, por otra parte, que en breve se iniciará un censo global en la zona de desastre para determinar el número de damnificados, casas destruidas, fallecidos, heridos e infraestructura dañada.
'Pisco sólo hay uno y volverá a ser tan grande y tan fuerte como siempre fue', aseguró el presidente García, quien garantizó que se mantendrán las labores de limpieza y demolición de edificios, como paso preliminar a la reconstrucción.
