Estima embajador de EU en Honduras que la reforma migratoria se estancó al no haber garantías para detener entrada de ilegales.
Las reformas migratorias podrían ser aprobadas por el Senado estadunidense hasta que cese el flujo de inmigrantes indocumentados, estimó ayer el representante del Gobierno de Washington en Honduras, Charles Ford.
Al reiterar que el tema será discutido de nuevo hasta 2009, el embajador opinó que las reformas que se pretendían aprobar no prosperaron porque los estadunidenses no tienen garantías que cesará el flujo de inmigrantes.
“Es una vergüenza que haya 12 millones de personas ilegales en Estados Unidos y no se tiene confianza en la propuesta de controlar la frontera para evitar que ingresen 12 millones más”, apuntó el diplomático a radioemisoras locales.
Las declaraciones ocurren luego que el pasado jueves el Senado rechazó la propuesta migratoria del presidente George W. Bush y que según analistas, es difícil que vuelva a la discusión pues el asunto que dominará la escena en ese país será la elección presidencial.
Los mandatarios de Centroamérica y México llamaron el viernes a Estados Unidos retomar la iniciativa ya “agrava la condición de la migración ilegal al no abrir cauces legales y serios para su solución”.
REDOBLARÁN DEMÓCRATAS ESFUERZOS
El Partido Demócrata de Estados Unidos afirmó ayer que redoblará sus esfuerzos para lograr una reforma migratoria integral, luego que el Senado desechara esta semana la iniciativa que buscaba regularizar a millones de indocumentados.
“Este no es el momento de rendirse, éste es el momento para levantarnos y luchar aún más duro por lo que creemos. No podemos permitir que las voces de la intolerancia ganen”, enfatizó el alcalde de Los Ángeles, Antonio Villaraigosa.
En el mensaje radiofónico sabatino de los demócratas, Villaraigosa agregó que “esto quiere decir que tenemos que redoblar nuestros esfuerzos para lograr una solución fuerte, justa y práctica”.
“Si la comunidad latina sigue con la frente en alto, participando en el proceso político e inscribiéndose para votar, estoy seguro que al final del día, sí se va a poder”, consideró.
Estimó que la derrota el pasado jueves en el Senado del proyecto de Ley de reforma migratoria integral representó una oportunidad perdida “muy importante para implementar una iniciativa justa”.
“Hemos sufrido un retraso temporal después de años de mucho trabajo por un grupo de senadores de ambos partidos, funcionarios del Gabinete del presidente (George W.) Bush y una coalición amplia y diversa que representa la voluntad del pueblo estadounidense”, dijo.
Sin embargo, afirmó que está “orgulloso de los líderes demócratas del Congreso y también de los pocos (legisladores) republicanos que demostraron liderazgo y valor en este asunto”.
“Como demócratas no nos podemos dar por vencidos en esta lucha’, insistió.
“Tenemos que continuar estando brazo a brazo y trabajar unidos para implementar una reforma migratoria que ofrezca una vía a la ciudadanía para los 12 millones de trabajadores indocumentados que actualmente contribuyen a nuestro gran país”, agregó.
LOS ÁNGELES, CALIFORNIA
‘Cruzar es cada vez más difícil’
Muy a su pesar, durante 30 años el ciudadano López -como ha pedido ser identificado-, ha sido un “espalda mojada”; una especie migratoria que ha vivido entrampada en ese infame círculo vicioso del subdesarrollo que va de sur a norte; un emisario de la necesidad y la miseria que cada año dirige sus pasos hacia Estados Unidos para ganarse la vida y desafiar ese abismo fronterizo de rechazo, violencia e incomprensión.
“Si sólo tuviera la garantía de un permiso temporal para venir a trabajar cada año, no me seguiría arriesgando. Ojalá que (algún día) se apruebe una reforma migratoria que incluya suficientes permisos temporales porque yo ya estoy muy viejo para seguir cruzando esta frontera como mojado…”.
“Y ojalá -añade-, en mi país hubiera más oportunidades y menos desigualdades. Porque si yo tuviera que culpar a alguien de mi situación como migrante, sería a Estados Unidos por ingratitud y por tratarnos como criminales. Pero, sobre todo, a mi país, donde los senadores y los diputados ganan mejor que los políticos del primer mundo y donde sólo unos pocos son los dueños del país…”.
La historia del ciudadano López es tan vieja como la de Estados Unidos. Tan similar a la de poco más de 400 mil inmigrantes que cada año dan el salto con la esperanza de forjarse un mejor futuro en la Unión Americana.
A lo largo de 30 años, el ciudadano López ha sido un trashumante que ha dejado su rastro a través de la ruta costera que va desde Nayarit, su estado natal, hasta California. Un temporero que ha vivido hacia ambos lados de la frontera para contratarse en los campos de cosecha del tomate o de la uva en Stockton. O en Los Ángeles, donde ha hecho de jardinero, taxista, lavaplatos, alfombrero y albañil.
“Trabajo durante seis meses, casi siempre de verano a invierno y regreso para las Navidades con mi familia que nunca ha querido establecerse en Estados Unidos”, dice el ciudadano López, un hombre que, por primera vez en 30 años, abandonará sus planes de regreso a México.
Y es que, tras la derrota en el Congreso de EU de una iniciativa que buscaba regularizar la situación de millones de inmigrantes indocumentados que, como él, han vivido en el limbo y trabajado durante décadas desde las sombras, López se ha visto en la necesidad de recapacitar.
“Este año no regresaré. Cruzar es cada vez más difícil y peligroso. Por eso no pienso regresar. Me quedaré y quizá regresaré en unos 5 años. O antes si acaso se consigue una reforma migratoria que me permita tener una visa temporal para venir a trabajar, como siempre lo he hecho…”.
“Le he dado a Estados Unidos gran parte de mi vida y a cambio no he recibido nada. Y hoy todavía tengo que emigrar porque no tengo un fondo para mi vejez. En Nayarit sólo puedo ganar 500 pesos a la semana, mientras que en Estados Unidos gano 500 dólares”, dice el ciudadano López.