Cerca de cien mil voces se unieron ayer en Yakarta, Indonesia, en un clamor que pedía el establecimiento del califato, un macroestado musulmán regido por la Ley (sharia). (EFE)
Alrededor de 100 mil islámicos pidieron ayer en Yakarta, capital de Indonesia, el establecimiento de un califato (Estado islámico) regido por su propia Ley (sharia), conformado por los países de mayoría musulmana, de oriente a occidente del mundo.
Los musulmanes, con banderas blancas y negras, entonaron consignas como “Alahu Akbar” (Alá es grande) y “!Califato! íCalifato!”, en un estadio de futbol en la capital indonesia, con motivo de la Conferencia Internacional del Califato.
“El capitalismo estropea el mundo. El califato es la solución”, señalaban algunos de carteles, mientras que otros aseguraban que “Ha llegado el momento de que gobierne el califato” y otros instaban a la unidad de todos los musulmanes del mundo.
La reunión fue organizada por el grupo islámico Hibz ut-Tahrir (Partido de la Liberación), considerado ilegal en varios países europeos, del norte de Africa y de Oriente Medio por sus posturas extremistas.
Según los organizadores, esta es la conferencia con el mayor número de asistentes de las celebradas en distintas partes del mundo para reclamar el establecimiento del califato, un sistema que colocaría a todos los musulmanes bajo un único mandato de un califa.
“El califato es un sistema político islámico para establecer la sharia no sólo para los musulmanes, sino para todo el mundo”, explicó Ismail Suyanto, portavoz del Hibz ut-Tahrir en Indonesia, quien recordó que el último califato existió en 1924.
Hizb ut-Tahrir considera esto como la forma ideal de Gobierno, porque sigue lo que cree que son las leyes de Dios como fueron establecidas en el Corán, en lugar de las leyes hechas por el hombre.
El grupo fue fundado en Jerusalén en la década de 1950 por el jurista palestino Taqiuddin an-Nabhaani y estuvo activo en Oriente Medio, Asia central y en el sureste de Asia.
En la actualidad, tiene seguidores que operan muchas veces de manera clandestina, en Oriente Medio y amplia presencia en Asia central, donde cientos de sus miembros han sido encarcelados y en algunos países occidentales, como Reino Unido.
