Los especialistas justifican que el impuesto a la gasolina puede ser favorable si se logra incentivar otros sectores económicos. (Archivo)
Señalan que el impuesto a la gasolina sería benéfico si logran incentivar la construcción de infraestructura.
MEXICO, DF.- Una reducción en los impuestos en México aconsejaron ayer dos Premios Nobel de Economía como medida para poder incentivar la inversión y el empleo mediante una mayor recaudación.
Edward Prescott y Robert Aumann, Premios Nobel de Economía en 2004 y 2005, respectivamente, justificaron el impuesto de 5.5 por ciento a la gasolina, siempre y cuando contribuya a racionalizar su consumo y a eficientar el uso del transporte.
Prescott y Aumann, coincidieron en que el impuesto a la gasolina, que busca impulsar el Gobierno mexicano, resultaría particularmente benéfico si logra incentivar la construcción de infraestructura, de la misma forma que otros objetivos adecuados.
El posible incremento inflacionario de un impuesto a este combustible, estimaron los especialistas, puede compensarse parcialmente por una utilización eficiente del transporte, aunque no dieron cifras al respecto.
En rueda de prensa previa a su participación dentro de los festejos del 50 aniversario de la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), expusieron también los inconvenientes de la salida de mano de obra hacia los Estados Unidos, a pesar que haya pendiente una discusión de reforma migratoria con el vecino del Norte.
Aumann consideró que dicha reforma migratoria no sería saludable, ya que quienes llegan al vecino país regularmente lo hacen de forma ilegal, lo cual ya es en sí una cualidad que denota ambición, además que varios de los inmigrantes logran salir adelante estableciendo negocios, que hacen falta en su país de origen.
La manera más apropiada de que México deje de perder más gente, a través de la migración, coincidieron, es invirtiendo en educación, aun cuando el resultado se vería en un largo plazo y, de lograrlo, la gente siempre busca emigrar en busca de mejores condiciones de vida.
Eduard Prescott, economista estadounidense, recibió el Premio Nobel de Economía por todas sus contribuciones a la dinámica macroeconómica: la consistencia del tiempo en la política macroeconómica y las fuerzas que regulan a los ciclos económicos.
Robert Aumann, es uno de los teóricos más destacados de la Teoría de Juegos. El Premio Nobel le fue concedido por haber ampliado la comprensión del conflicto y la cooperación mediante el análisis de esa teoría.
Crece esperanza de vida
En Gran Bretaña y otros países similares de la OCDE, la esperanza de vida era de 78.8 años en el período 2000-2005, lo que representa un incremento de más de siete años con respecto a la del período anterior de 1970 a 1975.
En ese mismo plazo de tiempo, sin embargo, la esperanza de vida en los países subsaharianos sólo se incrementó en cuatro meses hasta un total de 46.1 años, señala el informe provisional de la comisión, publicado en la edición de internet de la revista médica "The Lancet".
De acuerdo con el profesor Michael Marmot, presidente de esa comisión, creada en 2005 por la Organización Mundial de la Salud, el estatus social es un elemento clave a la hora de luchar contra las desigualdades en materia de salud e la población.
En los años ochenta, un estudio pionero sobre los funcionarios públicos británicos demostró que el riesgo de muerte de quienes ocupaban los escalones más bajos de la carrera era cuatro veces superior que la de los que más habían escalado.
Según ese experto, citado, la diferencia entre unos y otros estaba relacionada con el grado de control que el individuo ejerce sobre su propia vida.
Para Marmot, la misma regla es aplicable a los ciudadanos de los países pobres: conforme ésos mejoren de estatus social y aumenten el control sobre su propia vida, más mejorará su salud porque serán menos vulnerables a las amenazas económicas.
"Cuando uno piensa en la gente en los países pobres, lo primero que viene a la mente son problemas como la pobreza, la falta de vivienda y de agua corriente o la exposición a las enfermedades infecciosas", afirma el experto británico.
Pero según Marmot, hay otro factor muy importante, la gradación social en materia de salud, que él califica de "síndrome del estatus".
"No son sólo quienes ocupan el lugar más bajo de la jerarquía los que tienen la peor salud, sino que ese fenómeno ocurre en grado distinto a lo largo de toda la escala", explica el científico.