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Plaza pública| Candidatos en el PRI

Miguel Ángel Granados Chapa

Hoy solicitarán su registro para ir en pos de la presidencia y secretaría general del PRI seis mujeres y seis varones, que a partir de mañana, cuando se decida si su petición es válida, harán campaña ante casi 20 mil electores, los integrantes de los 32 consejos políticos estatales y el consejo político nacional, que el 18 de febrero escogerán a la pareja que encabece el partido durante los próximos cuatro años.

La regla priista demanda que haya equidad de género en los dos principales cargos de dirección. Hoy ese precepto se cumple con la presencia de Mariano Palacios Alcocer y Rosario Green Macías, y en el pasado inmediato con Roberto Madrazo y Elba Ester Gordillo.

Aunque seis aspirantes a la presidencia acudieron el martes y ayer a cumplir el requisito de probar que conocen la legislación interna de su partido y salvo un sacudimiento de última hora, durante las cuatro semanas próximas buscarán realmente esos cargos sólo las fórmulas integradas por Enrique Jackson y Sara Latife Ruiz Chávez y por Beatriz Paredes y Jesús Murillo Karam. El primero, ex senador sinaloense, escogió a la integrante de su dupla en razón de su edad (tiene apenas 30 años) y del símbolo que eso representa: una respuesta al ansia de renovación que el sector juvenil del partido (suponiendo que en efecto lo haya) ha expresado. En cambio, la segunda prefirió un acompañante de la vieja guardia, con los contactos precisos entre los cuadros que protagonizarán la elección.

La biografía política de la diputada Ruiz Chávez es breve. Fue oficial mayor del ayuntamiento de Cozumel, donde nació en 1976 y participó en el Gabinete del gobernador Joaquín Hendricks y su sucesor Félix González Canto. Su victoria en el primer Distrito de Quintana Roo fue holgada, pues obtuvo en números redondos 50 mil votos contra 42 mil del candidato lopezobradorista y 32 mil del panista. Es notorio que ella obtuviera unos 12 mil votos que más que su candidato presidencial, Roberto Madrazo, que fue abrumado con sus treinta y ocho mil y pico de sufragios por los 54 mil de López Obrador.

Su compañero de fórmula ya hacía política cuando ella no había nacido. Oriundo de Los Mochis (1945), Jackson había tenido en general cargos de nivel medio, tanto en la Administración como en su partido. Su responsabilidad más alta en el Gobierno fue la secretaría general en el DF, durante los meses finales de la presidencia de Carlos Salinas. En el partido que ahora pretende encabezar fue secretario (de organización y de acción electoral, en los comités presididos por Genaro Borrego y Santiago Oñate, respectivamente). Su ascenso al estrellato fue fortuito: era diputado en la LVII Legislatura, la primera donde el PRI careció de la mayoría, y reemplazó a Arturo Núñez cuando éste pidió licencia para estérilmente buscar la candidatura al Gobierno tabasqueño, propósito que Madrazo estorbó. Convertido aunque fuera por un año en líder de los diputados, conservó esa condición en la bancada senatorial de que formó parte de 2000 a 2006.

Aspirante a la candidatura presidencial, formó parte del Tucom, y quedó en segundo lugar, detrás de Arturo Montiel en la encuesta realizada para hallar quién enfrentara a Madrazo. El año pasado condujo el proceloso proceso de aprobación de la reforma en materia de radio y televisión, lo que le permitió colocar a gente de su confianza al frente del órgano respectivo, la Cofetel. Es probable que los spots de televisión con que inició prematuramente su proselitismo, si no son pagados por la asociación civil Mejores tiempos sean parte de la recompensa que las televisoras agraciadas con esa legislación le dispensan ahora.

Jesús Murillo Karam fue gobernador de Hidalgo, estado al que representa en el Senado sólo por efecto de la benévola legislación electoral, pues perdió los comicios del año pasado frente a su adversario de mucho tiempo Jesús Guadarrama. La derrota de Francisco Labastida, que lo había hecho subsecretario de Seguridad en Gobernación (de su época en ese cargo data la credencial que acreditaba como agente de esa secretaría a Francisco ?Paco? Stanley) lo arrastró meses después, ya que Dulce María Sauri, que le había encargado la secretaría general, fracasó en su intento de otorgarle la titularidad de ese puesto al que ahora aspira. Hace dos años fue delegado priista en el Estado de México y contribuyó centralmente a la victoria de Enrique Peña Nieto, que está en condición de pagar ese servicio con los numerosos votos mexiquenses en la elección del próximo mes.

Beatriz Paredes ha tenido, entre todos los participantes en este proceso, la más vasta y brillante trayectoria. Además de gobernar su estado natal, como su compañero de fórmula, ha sido subsecretaria de Estado en varias oportunidades y ocupó por meses la secretaría general de su partido. En la anterior elección de los responsables priistas pretendió ser presidenta, pero fue avasallada por la fórmula de Madrazo y Gordillo, ganadores a la mala en una contienda cuyo resultado, admitió Beatriz, no obstante el leve defectillo que deformó el proceso. Hasta se avino a presidir, reconciliada con Madrazo, la Fundación Colosio (que también encabezó Jackson con anterioridad). Y el año pasado quedó en tercer lugar en la contienda por el Gobierno del Distrito Federal. Su candidatura, que quiso prescindir del partido al que pertenece, estaba muy por encima de la agónica organización capitalina que la postuló y que la arrastró a la derrota como es ya su vocación.

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