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Plaza pública| El Ejército se enreda

Miguel Ángel Granados Chapa

Las versiones sobre el modo en que murió la señora Ernestina Ascensio Rosario, y las causas de su fallecimiento han provocado contradicciones y gruesas faltas a la verdad y generado un grave caso de irresponsabilidad política que implica a la Presidencia de la República, la Secretaría de la Defensa Nacional, la Comisión Nacional de Derechos Humanos y la Procuraduría de Justicia de Veracruz. Resulta notorio el giro que imprimió a su postura la autoridad militar y en general su actitud ante esa muerte y el entorno en que incurrió.

En alguno de dos momentos, separados entre sí por un mes de distancia, la Sedena mintió. Lo hizo el 6 y el 7 de marzo o lo hizo el 6 de abril. En las primeras fechas se refirió al líquido seminal hallado en el cuerpo de la señora Ascensio Rosario como una realidad material a su disposición, sobre la cual trabajaban o trabajarían instancias federales. El jueves pasado, en cambio, negó lo dicho entonces.

El 6 de marzo la Sedena emitió dos comunicados con el mismo número 19. En el difundido inicialmente, que se pidió a los medios de comunicación no utilizar, sino sustituirlo por el segundo, la Secretaría de la Defensa Nacional atribuyó el crimen (es decir lo dio por hecho) a impostores que buscarían desprestigiar al Ejército con fines aviesos, la práctica de delitos u otras acciones antisociales. Dijo el boletín que ahora carece de vigencia oficial pero que salió de la Sedena: “...es preciso señalar que grupos desafectos a este instituto armado en reiteradas ocasiones han puesto en tela de juicio las acciones que realiza en beneficio de la sociedad mexicana y en este caso en particular delincuentes que utilizaron prendas militares perpetraron el crimen, buscando inculpar a integrantes de esta dependencia del Ejecutivo Federal y que se abandone el área para ellos continuar con sus actividades”.

No fue posible, dada la desautorización del texto, indagar sobre los medios de que se había valido el mando militar para sustentar tales afirmaciones. O tal vez ocurrió que, por la imposibilidad de acreditarlas, se prefirió retirarlas de la circulación. Ese proceder concede valor adicional al boletín 19 sustituto, ése sí disponible para su publicación. En ese comunicado, la Sedena “informa a la opinión pública el avance de las investigaciones que realiza la Procuraduría de Justicia de Veracruz y la Procuraduría General de Justicia Militar, relacionadas con la supuesta violación de una mujer en el municipio de Soledad Atzompa, Veracruz”.

Aunque se mencionó a la Procuraduría local, la información de ese comunicado parece referirse sólo a actuaciones de la Procuraduría castrense, pues menciona entrevistas y exámenes a miembros del Ejército, que no pudo realizar el Ministerio Público local ante el cual no han acudido integrantes de la Fuerza Armada. Así, pertenece al ámbito militar la afirmación de que “peritos especialistas, llevan a cabo el dictamen pericial en materia forense, consistente en comparar el líquido seminal recogido del cuerpo de la hoy occisa, con muestras de sangre que se tomen del personal militar”.

Al día siguiente, el comunicado número 20 insistió en la comparación de muestras referida en el párrafo anterior. Dijo que se habían tomado ya las correspondientes al personal militar, y se anunció que las mismas “junto con la muestra de semen obtenida del cuerpo de la extinta, serán trasladadas a la Ciudad de México, Distrito Federal, para que con apoyo de los servicios periciales de la Procuraduría General de la República se obtengan los perfiles genéticos, que permitan compararlos y arribar a resultados contundentes, para deslindar responsabilidades”. El propio boletín calculó que los resultados se obtendrían “en un tiempo estimado de 15 a 20 días”.

Confiando en esa información supuse, como se publicó en este mismo lugar el miércoles pasado, que a más tardar hoy martes 10 contaríamos con esos resultados, pues habrían transcurrido 20 días hábiles desde el anuncio hecho por la Sedena. Pero el jueves 5 el general de brigada diplomado de Estado Mayor Mario Lucio Cortés, director general de comunicación social de la Sedena, a quien por ese cargo se puede atribuir la autoría o la responsabilidad de los comunicados previos, en una carta aclaratoria, así como de paso, hizo desaparecer la muestra seminal.

“La Secretaría de la Defensa Nacional no cuenta con muestra alguna de líquido seminal supuestamente encontrado en el cuerpo de la señora Ernestina Ascensio Rosario, y jamás lo ha tenido... Si en un comunicado anterior hizo referencia a tal es porque partía de la premisa de que estarían dichas muestras en poder de la autoridad investigadora, en este caso la Procuraduría General de Justicia de Veracruz, dadas las afirmaciones vertidas originalmente sobre las causas de su deceso... Hasta la fecha, la Secretaría de la Defensa Nacional no ha recibido de la Procuraduría de Veracruz dichas muestras, que son indispensables para la comparación con las muestras para análisis obtenidas del personal militar que se encontraba en el lugar, ni tampoco confirmación de la causa del deceso”. (La Jornada, 6 de abril)

Los lectores pueden confirmar que la Sedena mintió en algún momento, porque sostiene verdades inconciliables. La pauta para su negativa provino de la peregrina explicación que me ofreció la CNDH, a la que se adhirió la Sedena tan pronto la conoció, pues fue publicada aquí el 4 de abril, que atribuye la noticia sobre el semen a la primera necropsia, “viciada de origen”.

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