“La justicia negada en cualquier lugar es justicia negada en todas partes”.
Martin Luther King, Jr.
F inalmente, el personaje más buscado por los medios de comunicación de nuestro país en los últimos tiempos, Zhenli Ye Gon, ha sido detenido. Agentes antidrogas de los Estados Unidos lo aprehendieron este lunes 23 de julio en un suburbio de la ciudad de Washington.
La detención, por lo pronto, puso fin a una de las muchas teorías de conspiración que han surgido en torno a este empresario chino-mexicano acusado de narcotráfico. La idea de que Zhenli estaba siendo ocultado por el Gobierno de Estados Unidos con el propósito de convertirlo en un testigo protegido ha caído por tierra. De hecho, la Drug Enforcement Administration (DEA) se movió con rapidez y tras rastrear la llamada del empresario a la conferencia de prensa que dieron sus abogados la semana pasada, lo ubicó y lo aprehendió.
Ahora vendrá el proceso de extradición, que puede ser largo y complicado. El despacho McMahon & Associates de Washington y en particular el abogado Ning Ye que lleva el caso, buscarán demostrar que Zhenli no puede esperar un juicio justo en México. La declaración del propio presidente de la República, Felipe Calderón, en el sentido de que “ese señor estará tras la cárcel”, seguramente será utilizada como prueba de que ya hay una decisión tomada en nuestro país de encarcelar al empresario chino-mexicano, independientemente de las pruebas que pueda haber en su contra o en su descargo.
Si Zhenli llega a México —y déjeme decirle que es imposible prever de antemano cuál será el fallo de los jueces estadounidenses que considerarán el caso— entonces se le juzgará por varias acusaciones. La más seria, por supuesto, es la de narcotráfico.
La duda más relevante en esta acusación de narcotráfico la genera el hecho de que Zhenli nunca trató de ocultar que estaba importando seudoefedrina a México. Este producto se introdujo a nuestro país a través de las aduanas, con pedimentos de importación que claramente especificaban el producto que se estaba importando. Su destino no era, por otra parte, un laboratorio clandestino sino una planta de producción cercana a Toluca con 14 mil metros cuadrados de instalaciones la cual operaba a la vista de todos.
¿Por qué se introdujeron al país los productos a través de las aduanas, con pedimentos de importación que detallaban claramente estas sustancias? Una posible explicación, la que se ha estado usando con más frecuencia en los medios de comunicación, es la que supone que Zhenli corrompió a los funcionarios de las aduanas por las que se introdujeron estos productos y a los de la Comisión Federal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) que dieron las autorizaciones correspondientes. No es una hipótesis que carezca de credibilidad instantánea en un país como el nuestro, en que la corrupción es uno de los factores habituales de la vida. Según esta versión de los hechos, Zhenli decidió engañar colocando a la vista esos mismos productos que deseaba ocultar.
Pero hay otra explicación posible. Que las sustancias que importó este empresario tuvieran como propósito fabricar productos legales en una planta legítima en Toluca. Esta versión de los hechos sería por supuesto decepcionante para las autoridades, que han hecho de éste un caso ejemplar. Hemos llegado al grado, de hecho, que la Cofepris ha prohibido la venta abierta de medicinas antigripales que contengan seudoefedrina. Pero debo decir que no es una versión que parezca insensata.
Quizá el indicio más sugerente en contra de Zhenli es el hecho de que en su casa de Las Lomas de Chapultepec guardaba 205 millones de dólares en efectivo, así como 17 millones de pesos, otras cantidades de distintas divisas y armas de fuego. Ningún empresario legítimo, se dice, habría tenido tales cantidades de dinero en su casa. Por eso Zhenli ofreció su ya famosa versión, el “coopelas o cuellos”, en el sentido de que algún personaje político lo obligó a guardar ese dinero. La versión es tan inverosímil que incluso Andrés Manuel López Obrador, que la aceptó perversa o ingenuamente en un principio, ha dejado de insistir en su validez.
Me da la impresión, sin embargo, que el caso nos ofrecerá todavía algunas sorpresas importantes. Si la seudoefedrina se estaba realmente utilizando para la producción de metanfetaminas, entonces estamos ante un caso muy evidente de corrupción que podría involucrar a personal de aduanas y de la Cofepris. Pero si la planta de Toluca se dedicaba a la producción de antigripales legítimos, como lo plantean Zhenli y sus abogados, entonces nos encontramos ante una pifia gigantesca de las autoridades judiciales. Esta última versión de los hechos, sin embargo, sólo podrá comprenderse si se ofrece alguna explicación sensata de por qué Zhenli tenía tanto dinero en efectivo en su casa de Las Lomas.
GUELAGUETZA
El gobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz, cumplió su promesa y pudo finalmente llevar a cabo la fiesta de la Guelaguetza este lunes 23 de julio. Para lograrlo, sin embargo, tuvo que recurrir a la presencia de miles de acarreados. Los hoteles de la ciudad de Oaxaca permanecieron vacíos. Qué lamentable lo que vimos el lunes. Por una parte, un gobernador que se adjudica un triunfo que no fue más que una demostración de las viejas artes de acarreo político. Y del otro lado una APPO que se congratula de haber ahuyentado a los turistas y haber empobrecido todavía más a la ya necesitada población de Oaxaca.