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Politicadas| Jaque Mate

Sergio Sarmiento

“En lugar de darle a un político las llaves de la ciudad, sería mejor cambiar la chapa”.

Doug Larson

La difamación, la calumnia y el insulto se han convertido en las armas favoritas de muchos de nuestros políticos. Poco importa a qué partido pertenecen. Lanzan acusaciones con la idea de que algo quedará, aun cuando nunca se molesten en comprobar lo que dicen.

El episodio más reciente lo vimos entre el coordinador de los senadores del PRI, Manlio Fabio Beltrones, y el ex presidente Vicente Fox. En una entrevista con varios medios de comunicación, el senador dijo que había que investigar la posible relación entre los hermanos Bribiesca -los hijos de Marta Sahagún- y el accidente ocurrido en una plataforma petrolera de Pemex en que 21 trabajadores fallecieron. El ex presidente Fox respondió en una conferencia en California diciendo que “Beltrones tiene un récord (sic) en la DEA relacionado con narcotráfico”. Germán Martínez Cázares, candidato a la presidencia del PAN, trató de asumir una posición más equilibrada y exigió que el ex presidente Fox, miembro de su propio partido, presente pruebas de sus acusaciones; pero esto sólo sirvió para que Beltrones arremetiera contra él y lo acusara de no haber “dado resultados en la Función Pública en la investigación que se hace en la familia del señor Fox, y del señor Fox mismo, por irregularidades y corrupción”.

No hay que pertenecer a partidos distintos para participar en esta feria de insultos y acusaciones. Gerardo Fernández Noroña, el secretario de comunicación del PRD, ha cuestionado e insultado constantemente a Ruth Zavaleta, diputada por el PRD y actualmente presidenta de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, a quien ha acusado de “aflojar el cuerpo” frente al Gobierno del presidente Felipe Calderón. La señora Zavaleta ha mostrado dignidad ante estos ataques y se ha abstenido de insultar o descalificar a Fernández Noroña. Simplemente se ha limitado a defender las razones de las posiciones que ha asumido como presidenta de la Cámara de Diputados.

El senador perredista y ex gobernador de Zacatecas, Ricardo Monreal, quien ahora está buscando la presidencia del PRD, ha afirmado que presentará una demanda contra la gobernadora Amalia García, también perredista, por su “guerra sucia… contra el Gobierno que encabecé y personalmente contra mí”. En una entrevista Monreal afirmó que “es muy perversa la forma en que la gobernadora ha utilizado al poder para tratar de desprestigiarme”. La gobernadora García, también de manera respetuosa, ha dado a conocer un comunicado en que señala que las declaraciones de su secretario de Finanzas, en el sentido de que su Gobierno heredó un déficit acumulado de 960 millones de pesos del de Monreal, se basan simplemente en cifras de la cuenta pública.

Las acusaciones sin sustento y los insultos rebajan el discurso político. En lugar de estar presenciando en México un debate de altura sobre las medidas que debemos asumir para crecer con mayor rapidez y combatir de manera eficaz la pobreza, vemos constantemente acusaciones sin pruebas. Las amenazas de presentar denuncias por calumnia o difamación, por otra parte, tampoco se materializan nunca.

Lo curioso del caso es que son estos mismos políticos los que impulsaron una reforma electoral que prohíbe la contratación de propaganda que difame o calumnie en los medios electrónicos. Uno pensaría que si esto fuera realmente lo que quisieran, se abstendrían de calumniar, difamar e insultar en cada oportunidad. Su buena fe queda en entredicho ante la avalancha de acusaciones que se intercambian unos con otros.

Quizá sea inevitable que los políticos se ataquen entre sí. México no es el único país en que esto ocurre. Las guerras sucias de la política son comunes en muchos lugares del mundo. Pero cuando menos en otros países las descalificaciones se hacen a un lado en el momento de llegar a acuerdos y tomar decisiones de fondo. España es un ejemplo de una nación con un debate entre políticos a veces descarnado, pero en el que se han sabido tomar las medidas que han permitido que la nación prospere.

Nuestros políticos siempre culpan a los medios de comunicación por la mala reputación que tienen entre la población. Quizá debieran darse cuenta de que son ellos mismos los que han cultivado esta imagen. Cuando un político como Beltrones, Fox, Monreal o Fernández Noroña insulta o descalifica a algún colega, no desprestigia nada más a la víctima de sus ataques sino que arrastra al fango a toda la clase política.

FIN A LA ENTREVISTA

El presidente de Francia Nicolas Sarkozy se levantó de una entrevista en la que una entrevistadora del programa “Sixty Minutes” de la cadena de televisión CBS de los Estados Unidos le preguntó acerca de su divorcio. El tema ha generado una gran discusión en Francia, Estados Unidos e incluso México. Mi opinión es que Sarkozy tiene derecho a no responder una pregunta personal o de cualquier otro tipo si así lo desea, pero no puede cuestionar a la reportera por preguntar algo que le interesa al público. También el ex presidente Fox tenía derecho a no responder las preguntas que le hizo el periodista de Telemundo Rubén González Luengas -las cuales eran de fondo porque tenían que ver con acusaciones de deshonestidad en su contra- pero no a insultarlo como lo hizo.

Página de Internet: www.sergiosarmiento.com

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