Beatriz Elena Paredes Rangel es poseedora de un toque bohemio, pues le encanta la cantada, en 2002 lanzó un disco titulado “El loco afán”. (El Universal)
Algunos políticos se ‘sueltan el pelo’ cuando el momento no es el indicado.
El ambiente de la política obliga a sus integrantes a guardar las formas en todo momento, pero siempre hay quienes se salen del corral o se “sueltan el pelo” cuando el momento no es el indicado. Acreedores a innumerables críticas, son la nota curiosa del día, sus irreverencias llegan a ser un verdadero deleite para algunos, incluso más causar un sentimiento de indignación.
Estos hombres y mujeres son los que le quitan lo aburrido al protocolo político. Aunque sin querer, se han dejado ver tal cual son, se desvisten del poder y satisfacen el humor y morbo necesario de aquellos que siguen la diariamente la política de México.
No cantan mal las rancheras
Si de folclor e irreverencia se trata, México tiene mucha tela de donde cortar. La mayoría de los mencionados no son malos gobernantes en sí, pero ciertos comportamientos han sido blanco de extrañeza y se les ha catalogado de “políticamente incorrectos”.
Un claro ejemplo de lo anterior es Beatriz Elena Paredes Rangel (Tlaxcala, 1953), actual Presidenta Nacional del Partido Revolucionario Institucional. Se ha ganado un lugar de respeto en la política mexicana por ser una mujer apasionada por su profesión, por sus elocuentes discursos y por su severidad al responder al informe presidencial en dos ocasiones.
Con ese gesto duro y postura firme, nadie se imaginaría que Beatriz Paredes tuviera su lado romántico. En el momento de emitir discursos, de dar entrevistas en noticiarios, ella se presenta a la altura, pero si se le llega a conocer en un plano más íntimo, la ex gobernadora de Tlaxcala es algo fuera de lo esperado.
Es poseedora de un toque bohemio, pues le encanta la cantada. En 2002 lanzó un disco titulado “El loco afán”, que contiene temas de amor -nueve de ellos son de su autoría, aunque ella no los interpretó en la grabación. Cuando presentó este material dijo que era producto de una “urdimbre de amor”, después enunció un pequeño, pero conciso discurso:
“Ha sido el amor, el que en medio de dificultades y asuntos trascendentes, permitió que mi razón se subordinara a los latidos de un corazón subordinado. Ha sido el amor a la música, y a la gente en general, y, desde luego, en particular, parafraseando a Benedetti, el que engendró intentos de coplas, baladas, sonsonetes”.
Esta faceta la refuerza cada año en “La noche que nadie duerme”, celebrada en Huamantla, Tlaxcala, evento que no se pierde y además se da el gusto de invitar a reconocidos personajes como el empresario Carlos Slim.
El espíritu musical y romántico le brota por los poros aunque a simple vista no se le note. Es asidua de La Bodeguita del Medio, lugar donde mueve su cuerpo y cuerdas vocales al ritmo de los sones cubanos. Como dato curioso, Paredes se jacta de ser dueña de la mayor colección de música brasileña en México.
Dan sabor al protocolo
Han sido instantes breves pero llenos de color, los que estos hombres y mujeres han brindado para poder dar testimonio de aquellas facetas tan poco estrictas de los políticos mexicanos.
Anécdotas de relajación extrema fueron cuando se cachó al ex canciller Jorge Castañeda besando a unas conejitas de la revista para caballeros Play Boy durante una entrevistado; o al presidente Felipe Calderón jugando voleibol en una alberca dando su mejores voleos.
Al igual que Paredes, hay otros ex priistas con espíritu bohemio. Luis Donaldo Colosio, gustaba de declamar en algunas reuniones (recordaba su etapa de locutor en Magdalena de Kino, Sonora). A Miguel de la Madrid, en una ocasión se le encontró muy alegre en una playa, tocando unos bongoes y fumándose un puro.
Elba Esther Gordillo, organiza cada año una fiesta de cumpleaños a su madre, durante este festejo no para de bailar, también cuentan los reporteros que en entrevistas nada formales la maestra es muy “malhablada”.
¿Aficionados a los toros? También hay, Jesús Ortega, coordinador del Frente Amplio Progresista, es un fiel seguidor del arte taurino y hasta se avienta al ruedo de vez en cuando para enfrentarse a novillos. Genaro Borrego Estrada, ex gobernador de Zacatecas, fue novillero de joven y en ocasiones todavía se le ve en la arena.
Ciertos encuentros de los mandatarios mexicanos con la realeza europea no han sido del todo satisfactorios. Durante una reunión iberoamericana celebrada en Bariloche, Argentina, Ernesto Zedillo se encontró con el rey Juan Carlos de España y amigablemente lo saludó con “¿cómo está mi rey?”... Luis Echeverría también tuvo su episodio, pero con la reina Isabel II de Inglaterra, a quien con toda calidez saludó con el brazo y le enjaretó un rebozo. Este momento después fue recordado como algo muy lamentable.
Algunos otros les importa poco el “qué dirán” y lejos de esconder sus actitudes nada protocolarias, dejan voluntariamente testimonio de ello. Un caso muy sonado fue el de tres diputadas de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), que posaron en ropa íntima para la revista H Para Hombres y cuyo “único pretexto”, alegaron, fue invitar a los lectores de la publicación a que acudieran a las urnas el dos de julio de 2006.
Se trató de Lorena Villavicencio y Alejandra Barrales y Brenda Arenas. Las dos primeras son de los miembros más importantes de la bancada del PRD, coordinadora y vocera, respectivamente. La tercera era secretaria de Desarrollo Social del Partido Alternativa Socialdemócrata y Campesina. A las tres se les catalogó como las tres políticas más sexys de México.
Andrés Bermúdez, mejor conocido como “El Rey del Tomate”, diputado federal del PAN, no oculta su folclor. A él se le ve vestido como si fuera el sexto integrante de los Tigres del Norte, con su sombrero negro, botas y tejana.
Pese a los pintorescos pasajes, aún hay quien se confiesa como el político más aburrido. Se trata del primer ministro holandés, Jan Peter Balkenende, quien llevando al máximo su capacidad de autocrítica se dice un tipo nada divertido, con “poco gancho” con la gente, él apela más a convencer con la solidez de su austeridad gestual.