Nuevamente el presidente Felipe Calderón volvió a ganarse los aplausos con un discurso en el que defendió a los migrantes mexicanos. El miércoles pasado, durante un encuentro en la Cancillería con el Consejo Consultivo del Instituto de los Mexicanos en el Exterior (IME), el presidente exigió a los precandidatos a la Presidencia de Estados Unidos a no “usar a los migrantes mexicanos como rehenes temáticos de sus discursos y de sus estrategias (electorales) en ese país”.
¿A quién está escuchando el presidente Calderón? ¿Quién en Los Pinos, en la Cancillería o en la Embajada en Washington le está aconsejando hacer ese tipo de declaraciones? En menos de tres meses, el presidente ha dedicado unas palabras a los migrantes mexicanos. Palabras destinadas a ganarse puntos en la opinión pública mexicana, pero que tienen un efecto adverso en EU, al desatar una avalancha de críticas de los sectores más conservadores y antimigrantes de la opinión pública estadounidense.
Apenas en septiembre pasado, el mandatario mexicano declaró que “México no termina en sus fronteras… donde quiera que haya un mexicano, ahí está México”, palabras que provocaron reacciones duras en EU, de comentaristas como Lou Dobbs, quien en CNN encabeza una fuerte campaña antimigrante.
Las recientes palabras de Calderón vienen a colación un día después de que el precandidato republicano Tom Tancredo pusiera al aire en el estado de Iowa un duro spot en el que asocia el terrorismo con la apertura de las fronteras estadounidenses. En ese spot, de apenas 30 segundos, un hombre esconde una bomba en una mochila, que detona en un centro comercial. Una voz en off afirma “abrir las fronteras tiene consecuencias que van más allá de los 20 millones de ilegales que vienen a EU a tomar nuestros trabajos” y condena a los “políticos se niegan a defender las fronteras de quienes vienen (a EU) a matar”.
De todos precandidatos, sólo Tancredo ha enfocado su campaña en una férrea postura antimigrante. Hay que agregar que a Tancredo apenas le quedan poco más de 100 mil dólares de fondos y que tiene nulas intenciones de voto. Por su lado, los tres punteros demócratas, Clinton, Obama y Edwards, son promigrantes, al tiempo que los punteros republicanos, Giuliani, McCain y Thompson, apenas si han tocado el tema migratorio, pero definitivamente no son Tancredo. Por ello, hay que hacerse la pregunta si ¿vale la pena que el presidente de México irrumpa en una contienda electoral interna en EU para contestarle, aun sin mencionarlo directamente, a un precandidato casi irrelevante?
EU está inmerso en lo que apenas empieza a ser una de las contiendas presidenciales más intensas y politizadas que jamás se hayan visto. A un año de la elección, los precandidatos del Partido Demócrata y del Partido Republicano se han visto sometidos a un desgastante proceso de selección interna, en el que han juntado la mayor cantidad de fondos jamás recaudada (más de 420 millones de dólares entre los 16 aspirantes) y en el que se han reunido en diversos debates (15 los demócratas; 11 los republicanos).
Los migrantes mexicanos y de otras naciones que viven y trabajan, legal o ilegalmente en EU, no son rehenes temáticos. Son una realidad que los precandidatos a la Presidencia deben discutir. Son un asunto de política interna estadounidense que no pueden dejarse de lado.
La mejor forma de ayudarlos no es con declaraciones, que no rompen la supuesta “pasividad” del Gobierno mexicano en la defensa de los migrantes. La mejor forma de ayudarlos es con un fortalecimiento de nuestra red consular en EU, con mayores fondos provenientes del Congreso mexicano para apoyar a las comunidades mexicanas en EU. Declaraciones como las que hizo el presidente Calderón ponen a temblar a las organizaciones de mexico-americanos que realizan una labor difícil en EU y sólo hacen sonreír a Jorge Castañeda y, sí, a Tom Tancredo, quien en una de ésas le contesta al presidente Calderón con un “por qué no te callas”. genarolozano@gmail.com
