Querida Secretaria:
Una actuación de los atletas olímpicos así como la de las asistentes ejecutivas se basa en estar en excelentes condiciones físicas y mentales.
Una persona que se mantiene en forma trabaja a un nivel de optimismo. Sin embargo, una cierta cantidad de estrés puede ser productiva en tu trabajo. Si tu jefe requiere que un proyecto esté terminado para cierta hora, la ansiedad y aprehensión que sientes ante este reto, te ayudarán a mantenerte alerta y apresurarte a cumplir con lo asignado.
Pero si con frecuencia estás en tensión, tanto por presiones laborales o personales, tu eficiencia disminuirá. La tensión constante eleva la presión arterial, causa jaquecas, urticaria, insomnio, etc.
Éstas son algunas situaciones muy comunes que causan el estrés.
TENSIÓN CONTINUA
Si trabajas en una misma tarea durante algunas horas bajo cierta presión, te puede ocasionar una ansiedad nerviosa. Procura tomar descansos ocasionales. Levántate, camina alrededor de tu escritorio y trata de pensar en algo agradable.
TRABAJO DESORDENADO
El tratar de hacer varias cosas a la vez te puede ocasionar nerviosismo y esto interfiere con tu concentración, tan necesaria para llevar a cabo cualquier tarea. Organiza tu rutina de tal manera que dirijas tus esfuerzos con buenos resultados.
AGOTAMIENTO
Si continúas trabajando cuando ya te sientes muy cansada, estás ignorando las señales corporales que te indican formar un descanso. Si estás trabajando horas extras para terminar un proyecto, y llega un momento que te sientes extenuada, es hora de irte a tu casa; al día siguiente podrás continuar.
PREOCUPACIÓN EMOCIONAL
No esperes poder trabajar eficientemente, si estás enfrentando situaciones conflictivas en tu vida personal. No te será fácil, pero trata de dejar en suspenso estas contrariedades durante las horas de oficina.
EL TEMPERAMENTO DEL JEFE
No permitas que los cambios de humor de tu jefe afecten tu estabilidad. Es esencial que mantengas tu objetividad cuando los demás se descontrolan.
Obviamente que para combatir el estrés hay que conocer sus causas. Una de ellas puede ser que tus condiciones físicas no sean las óptimas. Analiza tus hábitos diarios. Quizá tu dieta cotidiana no es la apropiada y no duermes las horas necesarias para sentirte renovada. Un esfuerzo determinante para lograr estar en la debida forma tanto física como mentalmente, te proporcionará logros muy gratificantes.
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