Querida Secretaria:
Freud identificó las dos grandes arenas de las relaciones humanas como el amor y el trabajo. Pero el amor en el trabajo no es aparentemente considerado como grande; al menos en la mente de los jefes.
Casi todas las empresas han tratado de bloquear estos brotes de afecto –renegando, despidiendo o trasladando a los enamorados.
Hay tres cosas que realmente cimbran el mundo del trabajo: el potencial para abusos, el potencial para alianzas y (¿el peor de todos?) el potencial para la distracción. Los tres son una amenaza.
El abuso en el campo de las relaciones amorosas entre miembros del personal provoca varias reacciones, algunas veces emotivas, otras veces racionales –sobre todo para quienes pagan los salarios. Estos romances alteran las políticas de la oficina- la pareja puede hacer una alianza. Dos compañeros que se convierten en pareja inmediatamente desnivelan el equilibrio del equipo.
La gente que observa esta relación, se cuestionará ante las alteraciones surgidas a consecuencia de algún idilio que se lleva a cabo en la oficina. Un noviazgo trasciende aunque con frecuencia la pareja cree que nadie se ha dado cuenta de sus amoríos, y esta alucinación los anima a continuar su romance sin pensar en el impacto que están causando.
No todos los romances en la oficina tienen un desenlace negativo; algunos terminan en matrimonio. Esta unión funciona bien cuando los dos cónyuges respetan el trabajo de uno y otro. En caso contrario causan grandes daños.
Si el romance termina y ambos continúan trabajando juntos, la recuperación puede inevitablemente prolongarse. La torpeza en el trato en la oficina de los ex amantes puede obstaculizar la carrera de uno o de ambos. El precio que se paga por estos amoríos es a veces muy alto.
También las empresas se ven perjudicadas, no importa el fin que tengan los enamorados. Otro factor determinante es el efecto que causan estos “affairs” en el resto del personal. El personal notó el favoritismo que gozaron los enamorados respecto al mal uso que hicieron de su tiempo y quizás también de los recursos de la empresa. Este resentimiento erosiona el clima de confianza.
Si uno o ambos de los involucrados son casados, los compañeros se convierten, involuntariamente, en colaboradores de esta infidelidad.
El ambiente en el lugar de trabajo es lo más importante. Después de toda tu habilidad para encajar en el lugar donde trabajas, cuenta.
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