Querida Secretaria:
La mujer con una apariencia impecable va un paso adelante en el mundo de los negocios.
A una empresa la representa su personal y la apariencia de esa gente con frecuencia influye en el punto de vista del público. Plantas exóticas, hermosos cortinajes, y muebles de oficina ultra modernos tienen poca importancia para el cliente que se enfrenta con una recepcionista con ojos adormilados y cabellos alborotados.
Nadie puede negar que un buen acicalamiento requiere de cierta disciplina. Algunos deslices que marcan la diferencia pueden ser: una pequeña rotura, o la falta de un botón o una bastilla descosida. Estas fallas necesitan enmendarse tan pronto las detecten, como si se trataran de detalles de la oficina.
A una ejecutiva de una importante empresa se le pidió que describiera su idea respecto a la apariencia acicalada de una mujer de negocios. Ella contestó: “Nosotros (los ejecutivos) no podemos dirigirnos a una asistente para indicarle que haga algo con su pelo o con su manera de presentarse, tan sólo buscamos una manera apropiada para despedirla”.
Sus requisitos son razonables: que su vestimenta sea impecable, sus accesorios discretos y apropiados; sobre todo que desarrolle un “sentido de la moda”.
El sentido de la moda no es un don con el que se nace, se debe adquirir. Tu buen gusto puede afinarse con cuidados constantes y un análisis de las prendas de moda apropiadas para ti. Estudia las revistas de los diseñadores famosos, observa la manera de vestirse, peinarse y maquillarse de otras mujeres que admiras.
La esencia del buen gusto es la sencillez –sencillez con un dejo de sagacidad, pero siempre sin ostentación.
Ante todo recuerda que tu presencia debe ser un reflejo de todos los atributos de tu personalidad. Que lo que tú proyectas sea lo que tus compañeros de trabajo están esperando reconocer en ti –tu propio estilo, además de una actitud competente, profesional y un agradable trato.
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