Todos los ganadores del Premio ADIAT a la Innovación Tecnológica 2006 son del interior de la República.
Los proyectos ganadores del Premio a la Innovación Tecnológica 2006 demuestran que la generación de conocimiento optimiza los negocios.
EL UNIVERSAL
MÉXICO, DF.- “Tanto 70 por ciento del Producto Interno Bruto como 90 por ciento de la innovación tecnológica se generan fuera de la Ciudad de México”, asegura Francisco Medina, presidente de la Red Nacional de Consejos y Organismos Estatales de Ciencia y Tecnología (Nacecyt), y del XIX Congreso de la Asociación Mexicana de Directivos de la Investigación Aplicada y el Desarrollo Tecnológico (ADIAT).
Para muestra basta un botón: todos los ganadores del Premio ADIAT a la Innovación Tecnológica 2006 son del interior de la República.
Federico López y su equipo, de la empresa Procazúcar, obtuvieron el primer lugar en la categoría de Pequeñas y Medianas Empresas por inventar una fábrica de azúcar refinado micro cristalizado, a partir de azúcar refinado líquido. Con una capacidad inicial de producción de 300 toneladas diarias del endulzante, el nuevo sistema requiere sólo 25 por ciento de los equipos y 35 por ciento de la inversión de capital que se utilizan en una refinería convencional.
En cuanto a energía, este proceso demanda únicamente 28.22 litros de petróleo (por tonelada del soluble), en comparación con los 200 litros que se gastan en el refinamiento tradicional, y ocupa aproximadamente la tercera parte, tanto de personal como de espacio en las instalaciones, además de que incrementa el tiempo de vida del producto en anaquel de uno a 18 meses y reduce hasta cuatro veces su solubilidad.
En la búsqueda por crear un calzado especial para pacientes diabéticos (vulnerables a sufrir lesiones en sus extremidades), la doctora María Maldonado, del Centro de Innovación y Tecnologías Competitivas, dirigió a un equipo de investigadores que logró diseñar zapatos para hombres y mujeres con medidas, hormas, costuras y materiales distintos a los de uso común.
Manufacturera de Calzado San Rafael fue la empresa que apostó por el producto, el cual está probado con éxito en enfermos de diabetes y cuya fabricación incrementó en 3.34 por ciento sus utilidades en un año (por lo que obtuvo el tercer lugar en PyMEs).
El nuevo clima artificial automotriz de Delphi (fabricante de sistemas de transporte y electrónica móvil) que emite menos contaminantes, diseñado por los ingenieros Francisco Rangel-Patiño y Enrique López-Miralrio, del centro técnico de México de la empresa, fue la innovación ganadora del primer lugar en la categoría de empresas grandes.
Para incrementar su rendimiento de energía, disminuir su consumo de gasolina y con ello reducir las emisiones de bióxido de carbono y de refrigerante del sistema de aire acondicionado premiado, los investigadores le implementaron un circuito eléctrico y le introdujeron dos nuevos algoritmos de cómputo.
Mabe logró una ventaja competitiva y un incremento en su participación de mercado con el horno gratinador que se integra de manera discreta en un cajón superior de sus estufas, además de ganar el segundo lugar en su categoría.
Gerardo Picón, Antonio López y Juan Carlos Ortega trabajaron durante un año en el diseño de un sistema silencioso y suave para el consumidor que buscaba recalentar fácilmente sus alimentos. Los algoritmos para el manejo de la temperatura y los tiempos de operación del horno, fueron las funciones que más tiempo se tardaron en definir.
Forja de Monterrey, de Grupo Quimmco, ocupó el tercer lugar por desarrollar unos ejes delanteros de camiones pesados. Con el apoyo del Centro de Innovación en Diseño y Tecnología del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, los doctores Noel Rovira y José Díaz crearon una metodología de diseño propietaria que les da ventaja competitiva al ahorrar material, disminuir el peso final y aumentar su capacidad de carga en 11 por ciento. Con esta innovación la empresa ha ahorrado más de un millón de dólares anuales.
