A principios del próximo mes se graduarán 120 cadetes de la Procuraduría General de Justicia del Estado.
Policías duranguenses se preparan con técnicas de seguridad francesa, dentro del curso llevado a cabo en la Academia Regional de Seguridad Pública, en Culiacán, Sinaloa; el vocero de la Procuraduría General de Justicia del Estado, Rubén López Gallegos, comentó que además de la preparación que están recibiendo algunos elementos de la citada dependencia, también se encuentran realizando su aprendizaje en ese lugar los cadetes de la Dirección Estatal de Investigación (DEI) que se graduarán el próximo mes.
Mañana terminará el curso de Técnicas de Seguridad Francesa aplicado por el instructor Jean Pierre Diot, mismo que concentró a elementos policiacos de los estados de Chihuahua, Sinaloa, Sonora, Nayarit, Durango y Baja California.
Pierre Diot, quien inició el adiestramiento desde el pasado 15 de octubre, es el encargado de entrenar a los grupo de custodia de altas personalidades francesas y pretende enseñar a los duranguenses a tener un comportamiento adecuado de reacción inmediata ante un ataque o atentado a un funcionario, con tácticas para disparar a 360 grados a la redonda, usadas en varios países del continente africano como Marruecos, en Indonesia y Líbano, por citar algunos.
Los agentes que están llevando a cabo el curso, según lo explicó el director general de la Academia, Carlos Corona, estarán preparados para fortalecer la seguridad de altos funcionarios públicos, como procuradores, secretarios de seguridad pública, presidentes municipales y gobernadores.
PASAN LA PRUEBA DE SUPERVIVENCIA
Por su parte, López Gallegos comentó que a principios de noviembre se graduarán alrededor de 80 cadetes de la DEI y 40 agentes con enseñanzas de servicios periciales y crimilalística, mismos que han superado más del 90 por ciento de las evaluaciones que se les han aplicado.
Agregó que en días pasados los próximos agentes investigadores fueron evaluados con la famosa prueba de supervivencia, misma que consiste en llevar a los cadetes a un solitario paraje de la Sierra duranguense, alejados de todo contacto con la sociedad y de lugares poblados; ahí se dejan abandonados para que ellos como puedan logren obtener sus alimentos y la realización de varias actividades que tienen que practicar, con las mínimas herramientas, todo bajo la supervisión de un instructor que de ser necesario intervendría en caso de suscitarse algún problema.
