El presidente de los Estados Unidos, George W. Bush reiteró que mantiene su apoyo a la instrumentación de un programa para trabajadores temporales y a un sistema que abra el camino para la naturalización de unos 12 millones de extranjeros. (EFE)
Dice el presidente de EU estar decepcionado por el estancamiento de la reforma migratoria en el Senado.
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, advirtió ayer sobre el peligro de una escasez de mano de obra en su país debido al rechazo en el Congreso de un proyecto de reforma migratoria que contenía un programa de trabajadores temporales propuesto por él.
“No puedo hacer una predicción, pero podría ocurrir que muy pronto la gente va a estar golpeando la puerta diciendo...’ se nos están acabando los trabajadores’”, indicó.
En una reunión informal durante la que respondió a preguntas del público en Nashville (Tennessee), Bush dijo que estaba decepcionado ante el hecho de que la reforma migratoria se hubiese estancado en el Senado este año.
Sin embargo, reiteró que mantiene su apoyo a la instrumentación de un programa para trabajadores temporales y a un sistema que abra el camino para la naturalización de unos 12 millones de extranjeros que se calcula residen de manera ilegal en este país.
El presidente señaló que sin ese programa y con una intensificación de la vigilancia fronteriza es posible que en un futuro cercano el país afronte una escasez de trabajadores.
Según cifras del Departamento del Trabajo la tasa de desempleo se mantuvo en junio en un 4.5 por ciento, una de las más bajas de los últimos años.
La mayor parte de los trabajadores ilegales en el país, principalmente latinoamericanos, cumplen tareas en los sectores agrícolas y de la construcción que muchos ciudadanos estadounidenses rehúsan realizar, según han admitido las propias autoridades del Gobierno.
Durante la conversación en Nashville, Bush también se negó a referirse a la posibilidad de que perdone a dos ex agentes de la Patrulla Fronteriza declarados culpables y condenados por la muerte de un narcotraficante en Texas hace dos años.
Los ex agentes Ignacio Ramos y Alonso Compean fueron condenados a 11 y 12 años de prisión, respectivamente. Muchos legisladores republicanos han criticado a las autoridades federales por haberlos procesado judicialmente.
“No haré esa promesa. Hay que mirar los hechos. Estos hombres fueron declarados culpables por un Tribunal tras conocerse los hechos”, señaló Bush.
El perdón presidencial se convirtió en un tema de áspera polémica el mes pasado cuando Bush conmutó una sentencia a 30 meses de cárcel contra Lewis “Scooter” Libby, un ex jefe de Gabinete del vicepresidente Dick Cheney en el caso de la revelación de la identidad de una agente de la Central de Inteligencia de EU (CIA, por sus siglas en inglés).