El Fondo Monetario Internacional que lidera Rodrigo Rato señaló que la economía estadounidense crecerá ligeramente. (Archivo)
EFE
Washington, EU.- El Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé que la economía estadounidense crecerá un dos por ciento en 2007 y un 2.75 por ciento en 2008, un pronóstico ligeramente inferior al publicado por el organismo en abril cuando calculó que el aumento sería del 2.2 por ciento para este año y del 2.8 para el próximo.
El pronóstico también es más conservador que el de la Casa Blanca, que rebajó recientemente sus expectativas sobre el PIB del 2.9 al 2.3 por ciento para este año.
Así consta en un informe que el FMI hizo público ayer, tras mantener varias reuniones con las autoridades estadounidenses con el fin de revisar, como cada año, la situación económica del país. En el documento, el FMI augura, asimismo, una mejora de la tasa de inflación de Estados Unidos, que, según sus cálculos estará por debajo del dos por ciento en 2007 y 2008, si se mantiene estable el precio del petróleo.
En cuanto a la balanza de pagos estadounidense, el FMI prevé que registrará un déficit de aproximadamente el seis por ciento del PIB, e indica que el Gobierno debería intentar reducir esta cifra.
Según el “número dos” del FMI, John Lipsky, el fondo comparte la opinión de las autoridades estadounidenses de que el escenario más probable para la economía nacional sea el de un “aterrizaje suave”.
En este sentido, el fondo destaca que “afortunadamente para la economía global, el reciente ‘enfriamiento’ de la actividad estadounidense en comparación al ritmo con el que avanzaba años atrás ha coincidido con un escenario de repunte en otros lugares”.
La disminución del ritmo de crecimiento ha arrastrado la inversión en el mercado inmobiliario, dada la corrección que experimenta el sector actualmente, pero, como contraste, se ha mantenido fuerte el consumo, apoyado por un mercado laboral sólido y un aumento de los salarios.
Esta “resistencia” refleja, según el FMI, los beneficios de mercados flexibles, que son respaldados por una política monetaria estable, una mejora en la posición fiscal, y un déficit por cuenta corriente que se ha estabilizado.
Teniendo en cuenta este entorno, el FMI ve cuatro principales retos macroeconómicos para Estados Unidos: facilitar un “aterrizaje suave” de la economía; mantener la fortaleza del sector financiero; aumentar los ahorros en el mercado doméstico, reducir el déficit por cuenta corriente y resistir al proteccionismo; y abordar el problema fiscal que existe a largo plazo por el aumento de costes en prestaciones públicas como la sanidad y la Seguridad Social.
En cuanto al primer punto, el fondo recalca que el crecimiento se está recuperando y la tasa de inflación disminuyendo, pero, advierte, hay riesgos asociados a estos dos conceptos que el Gobierno debería vigilar.
En este contexto, considera que el crecimiento económico está demasiado cerca del nivel de “estancamiento” (del 2 por ciento), asociado a recesiones pasadas, aunque otros factores importantes para que se dé esta situación, como un aumento del desempleo y altas tasas de intereses, “no se evidencian”.
En la misma línea, el FMI advierte de que el consumo podría reducirse, lo que afectaría al mercado de la vivienda.
Por ello, señala el fondo, las autoridades deberían observar la evolución de los precios, teniendo en cuenta las presiones sobre los costes, incluido los del petróleo y los efectos que podría tener una disminución prolongada de la productividad.
En el plano de la innovación financiera, el FMI aplaude que se hayan creado nuevos instrumentos, pero insiste en que esto implica también nuevos sistemas de supervisión para gestionar de manera adecuada los riesgos, particularmente en lo que se refiere a los fondos de alto riesgo (hedge funds, por su nombre en inglés) y otras herramientas de inversión privada.
Urge restaurar la confianza
El director general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Pascal Lamy, dijo ayer a todos los países de la institución que se necesita una “acción urgente” para restaurar la confianza en las negociaciones de la Ronda de Doha si se quieren acabar con éxito.
Tras el fracaso de la reunión de Potsdam (Alemania) del Grupo de los Cuatro (G-4), integrado por EU, la UE, Brasil y la India, Lamy se dirigió a los 150 países de la OMC en una reunión informal del comité de negociaciones comerciales, a quienes indicó que ahora se requieren de compromisos e insistió en que Ginebra “es el lugar en el que se tienen y se deben de tomar las decisiones”.
“El mundo está ahora mirando muy de cerca a cada uno y cada uno de ustedes debería de estar contribuyendo al éxito de la Ronda de doha”, señaló Lamy a los países, a quienes también dijo que “todos saben lo que está en juego y cuán importante es para el crecimiento, el desarrollo y el sistema multilateral”.
El fracaso de la reunión de Potsdam sumerge todavía más en la crisis estas negociaciones comerciales que empezaron en 2001 en Doha y cuyo fin se ha retrasado en varias ocasiones siempre por la incapacidad de esas grandes potencias comerciales en acercar sus posiciones en asuntos clave como la los aranceles industriales y agrícolas, y la reducción o eliminación de los subsidios agrícolas.
El ministro de Asuntos Exteriores de Brasil, Celso Amorin, señaló durante una conferencia de prensa en Ginebra que EU y la UE mantienen posiciones “mutuamente cómodas” que implican “rebajar el nivel de ambición” de las negociaciones, en cuanto a recortes de sus ayudas internas y apertura de los mercados agrícolas. Esas son dos de las mayores exigencias de los países en desarrollo que integran el llamado Grupo de los Veinte (G-20), coordinado por Brasil e India.
Amorim se reunió hoy con Lamy para dar cuenta de los sucedido en Potsdam, al igual que por separado hizo la Representante de Comercio de EU, Susan Schwab, y el comisario europeo de Comercio, Peter Mandelson, mientras que con el ministro indio de Comercio, Kamal Nath, hubo un intercambio telefónico.