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Prevén reñidas elecciones presidenciales en Francia

Francia decidirá hoy al sucesor del presidente Jacques Chirac, entre el conservador Nicolas Sarkozy y la socialista Segolene Royal. (Archivo)

Francia decidirá hoy al sucesor del presidente Jacques Chirac, entre el conservador Nicolas Sarkozy y la socialista Segolene Royal. (Archivo)

AGENCIAS

Brindan Nicolas Sarkozy y Segolene Royal ideas radicalmente diferentes sobre cómo poner en marcha a su nación.

Las elecciones presidenciales francesas de hoy presentan una disyuntiva entre tendencias radicalmente diferentes, representadas por el hijo de un inmigrante y la hija de un militar, cada uno con ideas diferentes sobre cómo poner nuevamente en marcha a su nación.

Tanto Nicolas Sarkozy como Segolene Royal son en sí mismos rebeldes que se alzaron contra los parámetros tradicionales de la política francesa y se atrajeron a un electorado deseoso de cambios. Su presencia política señala asimismo un cambio generacional, porque quien quiera que sea el ganador de la contienda será el primer presidente francés nacido después de la Segunda Guerra Mundial.

La contienda promete ser reñida, con una de las últimas tres encuestas de opinión, tomadas el miércoles y jueves, señalando un virtual empate, mientras que las otras le dan la ventaja a Sarkozy como el gran favorito a suceder a Jacques Chirac, de 74 años, en el Elíseo, pero la única certeza hasta que se conozca el veredicto de las urnas es que estas elecciones cierran un largo capítulo de 12 años escrito por el veterano político neogaullista, quien deja paso a un quincuagenario.

Sarkozy tiene 52 años y Royal, la primera mujer en posibilidades de llegar al Elíseo, 53, lo que supone la llegada de una nueva generación política al poder supremo y además con ganas de renovar las prácticas y los usos y costumbres.

NUEVOS AIRES

Reflejo de esos nuevos aires es que Francia se dispone a elegir entre un divorciado casado en segundas nupcias y padre de tres hijos de sus dos matrimonios y una soltera madre de cuatro hijos tenidos con su compañero y líder socialista, François Hollande.

El conservador desea hacer reformas en Francia, especialmente económicas y subraya la necesidad de “liquidar” el espíritu de Mayo del 68, para acabar con los “bloqueos” y la “impotencia pública” y relanzar “la moral, la autoridad, el trabajo y la nación”.

Por su parte, la socialista apuesta por cambios institucionales profundos que den paso a una VI República con mayor peso ciudadano.

Las diferencias entre ambos giran en torno a sus respectivos modelos de sociedad y a la forma en la que ejercerán el poder.

Sarkozy quiere “rehabilitar el trabajo, el esfuerzo, el mérito y el gusto por el riesgo”, mientras que Royal, en su “Pacto Presidencial”, acentúa la educación, la formación y la innovación.

Sarkozy, un conservador, desea liberalizar el mercado laboral, hacer que los franceses trabajen más horas y ponerlos en forma para el mercado de trabajo internacional. Royal es la candidata del Partido Socialista que desea salvar el generoso sistema de seguridad social francés de la “ideología neoconservadora” de Sarkozy.

Ambos tienen planes para restaurar la confianza nacional, que ha sido fuertemente afectada por la caída de la economía, la violencia en los barrios marginales de inmigrantes y la cada vez menor presencia del país en la Unión Europea, que Francia deseaba encabezar.

Sarkozy no oculta su admiración por Estados Unidos y Royal suele presentarlo como un vasallo del capitalismo estadounidense. Sarkozy califica la invasión a Irak como un error, mientras que Royal la señala como una catástrofe.

El desempleo se mantiene sobre el ocho por ciento y la economía ha quedado limitada durante los últimos cinco años a un crecimiento anual del 1.5 por ciento. Los jóvenes en los barrios marginales incendiaron automóviles durante tres meses en 2005, haciendo que el país enfrentara el problema del descontento entre los inmigrantes.

La violencia reapareció en marzo del año pasado, esta vez contra las acciones para relajar los reglamentos de contrataciones y despidos.

Durante los 12 años de Gobierno del presidente Jacques Chirac se lograron pocas reformas y lo que pase luego de que se retire es de capital importancia para los electores, como lo señala la participación histórica del 84 por ciento de los votantes en la primera ronda electoral del 22 de abril.

Y los dos candidatos que emergieron de ella, apodados Sarko y Sego, señalan que los franceses sienten la necesidad de un cambio.

LOS PRIMEROS EN VOTAR

En torno a un millón de franceses de los territorios de Ultramar empezaron ayer a votar para elegir al próximo presidente de Francia, mientras que el resto escogerá hoy entre Sarkozy y Royal.

Los primeros en acudir a las urnas a las 10:00 GMT han sido los casi cinco mil electores del archipiélago de Saint-Pierre-et-Miquelon, situado a 25 kilómetros de Terracota, en Canadá.

Les siguieron después los habitantes de Guayana, Martinica y Guadalupe y luego los de la Polinesia francesa, así como todos los residentes en América, que estaban citados en los consulados.

Sus votos serán escrutados al cierre de sus respectivos colegios, pero los resultados no se divulgarán hasta que a las 18:00 GMT de hoy hayan cerrado los 85 mil colegios de toda Francia, donde están llamados los 44.5 millones de electores inscritos este año.

A esa hora, en las pantallas de todas las televisiones francesas aparecerá la imagen del ganador o ganadora, según las estimaciones.

Escenario político

Francia se prepara para pasar una página en la Historia de la V República con independencia de quien sea el elegido para ocupar la cúpula del Estado: el conservador Nicolas Sarkozy o la socialista Segolene Royal.

Pero ya sea Sarkozy o Royal, el sexto presidente de Francia tendrá que nombrar a un primer ministro, preparar las elecciones legislativas del diez y 17 de junio, y plasmar sus primeras medidas.

El elegido tendrá un máximo de diez días para entrar en el Elíseo, ya que oficialmente el cargo de Chirac expira a la medianoche del próximo 17 de mayo.

Sarkozy ha dicho que de ser el afortunado se tomaría unos días de asueto para “habitar la función” de jefe de Estado y que no contempla hacer el traspaso de poderes antes del día 16. Royal, por su parte, no ha dado ningún detalle.

Lo primero, en ambos casos, será nombrar un primer ministro: los mejores situados en el caso de Sarkozy son, por este orden, su consejero político François Fillon y los ministros de Cohesión Social, Jean-Louis Borloo, y de Defensa, Michele Alliot-Marie.

En el campo de Royal, el ex ministro de Economía Dominique Strauss-Kahn suena con fuerza, seguido del diputado Jean-Marc Ayrault y del presidente regional Michel Sapin, e incluso ha llegado a sonar el nombre del centrista François Bayrou, algo improbable.

En los dos casos, el nuevo jefe del Ejecutivo, que se rodeará de un equipo paritario de catorce ministros, tendrá como primer misión conducir la campaña electoral de las legislativas, con el fin de afianzar en la Asamblea Nacional la mayoría necesaria para gobernar.

Pero en el escenario más factible de que los franceses confirmen en el Parlamento una cómoda mayoría para el nuevo presidente, Sarkozy ha dicho que el primer día propondrá cuatro conferencias para septiembre: sobre la igualdad salarial, contrato de trabajo único, mejora de las condiciones de trabajo y la democracia social. El segundo día en el cargo lo dedicará al medioambiente y el tercero hará dos viajes a Bruselas y Berlín.

Al igual que Royal, Sarkozy convocará a una sesión extraordinaria del Parlamento en el verano para aprobar una Ley que establezca servicios mínimos en los transportes en caso de huelga y otra que endurezca las penas contra los delincuentes reincidentes.

Por su parte, Royal ha anunciado que su primera Ley será para castigar la violencia contra las mujeres, y que convocará una conferencia en junio sobre la revalorización del salario mínimo interprofesional, que supera los mil 200 euros brutos mensuales.

A nivel de representatividad de Francia en el exterior, la primera responsabilidad que tendrá que afrontar el nuevo jefe de Estado será la cumbre del G-8 en Heiligendamm (Alemania, del seis al ocho de junio) y el Consejo Europeo de Bruselas del 21 al 23 de junio.

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