Dos problemas le estallaron al alcalde de Gómez Palacio, Ricardo Rebollo, en la semana que acaba de terminar. Dos cosas resultan preocupantes: primero, que no han transcurrido ni 100 días de administración y, segundo, que las complicaciones se dieron en los dos asuntos más sensibles para la ciudadanía: seguridad pública y agua potable.
El miércoles 31 de octubre decenas de vecinos de la colonia Fidel Velázquez, mejor conocida como Chapala, bloquearon parcialmente el bulevar periférico Ejército Mexicano, para exigir una pronta solución al problema de desabastecimiento de agua que enfrenta el populoso sector desde hace días. Luego de varias horas de impedir la circulación por la transitada vía, acompañado de sus funcionarios el alcalde acudió a dialogar con los pobladores y se comprometió a corregir el desperfecto para el día siguiente y mientras eso ocurría, surtir de líquido a la colonia con camiones pipa. Los demandantes despejaron el bulevar y esperaron que la promesa del Ayuntamiento se cumpliera, lo cual no sucedió.
La tarde del jueves primero de noviembre los colonos volvieron a bloquear el periférico, pero ahora totalmente. El bulevar Ejército Mexicano se volvió un verdadero caos vial y no fue sino hasta en la noche cuando policías municipales apoyados por federales desalojaron la vialidad y detuvieron a varios de los quejosos. No obstante, el problema de la falta de líquido en Chapala sigue, pese a que el Sistema de Agua Potable y Alcantarillado (Sideapa) dijo que había hecho todo lo posible para corregirlo.
Pero el asunto de las deficiencias en el suministro de agua en Gómez Palacio no es de la semana que recién concluyó. Poco antes de cumplir un mes la administración de Rebollo, el director del Sideapa, José Miguel Campillo, reconoció que la obra del Microcircuito Centenario, realizada durante el trienio de Octaviano Rendón Arce, es insuficiente para dotar de líquido con buena presión a las colonias que tienen problemas con el servicio. El funcionario dijo que la ciudad por lo menos requiere de dos sistemas similares al mencionado microcircuito.
A lo anterior hay que sumar las constantes fallas en las bombas de los pozos, situación que se ha agudizado durante el gobierno actual. Según datos del propio Sideapa, en las nueve semanas que lleva la administración han tenido que ser reparadas 9 de las 34 norias con las que cuenta el organismo operador, es decir, cada semana se descompone un pozo.
Y en medio de la tempestad por la falta de agua en Chapala, al Ayuntamiento de Gómez Palacio le estalló otro conflicto la semana pasada. La mañana del miércoles 31 de octubre un centenar de policías municipales, casi un tercio de los elementos de la corporación, iniciaron un paro de labores y un plantón en el exterior del edificio de la Secretaría de Protección Ciudadana y Vialidad para exigir la destitución del titular de la dependencia, Roberto Orduña, del director de Asuntos Internos, José Villegas, y del comandante Fernando Rojas, argumentando malos tratos, abuso de autoridad y discriminación hacia las mujeres policías. Además pidieron aumento de sueldo y mejor equipamiento.
La noche de ese mismo día sólo seis unidades fueron “autorizadas” por los agentes inconformes para que patrullaran el municipio. Debido a esto, fuerzas federales tuvieron que apoyar en las labores de vigilancia. Al día siguiente, luego de 31 horas de paro y después de dialogar con el alcalde Ricardo Rebollo, los policías decidieron levantar el plantón y reincorporarse a sus labores. Los acuerdos a los que llegaron ambas partes fueron: la eliminación del trato directo entre los elementos y el secretario Orduña, la restitución de cuatro agentes que habían sido dados de baja y la remoción de Villegas de la Dirección de Asuntos Internos.
Pero el presidente municipal cedió en otro punto: aunque había asegurado a los manifestantes que “la cabeza de mayor Orduña no está en juego”, ante las protestas tuvo que prometer que si en un plazo de 60 días las quejas contra el secretario de Protección Ciudadana y Vialidad continuaban, tomaría medidas al respecto.
Es de preocupar que dentro de una institución encargada de la delicada e importante labor de la salvaguarda de la seguridad pública se den estas manifestaciones de inconformidad. Cabe hacer notar que el conflicto en la corporación estalló en medio de un proceso de depuración en el cual se ha dado de baja a 70 elementos, prácticamente uno por cada día que lleva la administración, situación que nada abona a la confianza del ciudadano gomezpalatino en los llamados guardianes del orden.
Craso error sería que el todavía nuevo Ayuntamiento minimizara los hechos arriba relatados y poco o nada hiciera para resolver de fondo ambos problemas, toda vez que se trata de los dos temas que más importan a la población. Un ciudadano puede seguir su ritmo diario aunque no se realicen grandes obras de infraestructura vial, pero le es difícil mantener esa cotidianeidad cuando no tiene agua en la casa y en la calle percibe inseguridad.
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