Los taxistas de la metrópolis china de Shanghai están en pie de guerra contra la última prohibición en busca de una mejora de sus modales: bostezar o comer mientras llevan pasajeros, informó el diario "Beijing News".
"Cada día trabajo unas diez horas con una mala ventilación dentro del vehículo, es muy fácil cansarse. Bostezar me ayuda a relajar los pulmones", explicó al rotativo un conductor apellidado Guo de la compañía shanghainesa Jinjiang.
Se trata de la última medida dentro de una campaña con la que las autoridades han prohibido, a menudo sin éxito, a los taxistas de las principales ciudades chinas, fumar dentro del vehículo o bajar la ventanilla para escupir, una costumbre muy arraigada en China que disgusta a los clientes foráneos.
En este sentido, el Gobierno local de Shanghai anunció a principios de año que tenían previsto distribuir 45,000 "escupideros portátiles" para evitar estas expectoraciones a través de las ventanillas.
El diario no especifica la penalización o multa que tendrán que afrontar los taxistas que bostecen o se tomen un tentempié mientras trabajan, a veces en turnos que alcanzan 24 horas por mensualidades de en torno 200 dólares.
En cualquier caso, los pasajeros se muestran solidarios con los taxistas: "Trabajan muchas horas y necesitan descansar. Generalmente no me molesta que bostecen ni me he quejado", señaló una pasajera de 40 años.
Otros consideran la posibilidad de cambiar de taxi en caso de que el conductor bostece varias veces.