El representante especial de la ONU para Afganistán, Tom Koenigs, instó hoy a los países con tropas en Afganistán a que no "tambaleen" en su determinación de combatir al movimiento Talibán ante el aumento de la violencia en ese país.
Koenigs aseguró hoy, a la salida de una reunión con el Consejo de Seguridad, que la delicada situación de la seguridad hace imprescindible el papel de las tropas internacionales, ante la relativa debilidad de las fuerzas del Gobierno de Kabul para enfrentar a los rebeldes islámicos.
"Por ello, los países deben resistir la tentación de reducir su compromiso, no es el momento para tambalear", aseguró el diplomático alemán que encabeza la misión de la ONU en Afganistán (UNAMA).
Aunque el Ejército afgano cuenta ahora con 47,000 efectivos, y puede llegar a 70,000 a finales del 2008, Koenigs advirtió que estos "números no se traducen en su capacidad" para mantener la seguridad en todo el país.
En su informe a los 15 miembros del Consejo de Seguridad, Koenigs describió un panorama mucho más violento este año que en 2006, con un aumento en atentados, secuestros y civiles muertos.
Más de 1.200 afganos civiles han perdido la vida desde principios de este año, un buen número de ellos en ataques de la coalición internacional contra milicianos talibanes.
Los incidentes violentos aumentaron un 30 por ciento respecto a 2006, al igual que los atentados suicidas, que pasaron de 88 a 133.
"El triste resultado es un incremento significativo del número de bajas civiles", apuntó en su informe.
La mayor parte de los episodios de violencia se han producido en las provincias sureñas y orientales del país, aunque el Talibán parece haber adoptado la estrategia de los insurgentes iraquíes y cada vez más emplean los atentados suicidas y las bombas improvisadas en las carreteras por todo el país.
Pero lo que consideró más peligroso es "una campaña de intimidación, secuestro y ejecuciones de civiles que tienen vínculos con el Gobierno o la comunidad internacional", valoró.
Koenigs también mencionó en su informe las crecientes críticas de la sociedad y el Gobierno afgano a las tropas internacionales por las víctimas que sus operaciones causan entre la población civil.
"Es muy importante que la protección de la población civil siga siendo el centro de nuestra labor, porque sin el apoyo de la población el conflicto se complicará", observó.
Por ello, señaló que se han ajustado las tácticas y se ha aumentado la coordinación entre las fuerzas internacionales, las locales y la misión de la ONU para prevenir más bajas civiles.
Koenigs mostró cierto escepticismo hacia los intentos del presidente de Afganistán, Hamid Karzai, de entablar un diálogo con el Talibán que lleve a su desarme.
"El Talibán es una organización que sigue, al menos en parte, determinada a seguir con sus campañas militares y no hay perspectivas de negociar con sus principales líderes", agregó.
El pilar de la lucha contra los talibanes sigue siendo la Fuerza para la Asistencia a la Seguridad en Afganistán (ISAF), bajo mando de la Alianza Atlántica, que cuenta con 40,000 soldados.
A ellos se unen otros 13,000 soldados de EU. que siguen con la lucha contra el Talibán, que Washington inició en 2001 con la invasión del país para expulsar a la organización terrorista Al Qaeda.