El jefe del Estado luso, el conservador Aníbal Cavaco Silva, decidió ayer promulgar la Ley que despenaliza la interrupción voluntaria del embarazo durante las primeras diez semanas, pero sugirió varias recomendaciones para su aplicación.
El presidente, que podía haber vetado la norma, optó por promulgar el proyecto aprobado en el Parlamento después de que el 59.25 por ciento de los portugueses apoyó en el referéndum del 11 de febrero pasado la despenalización del aborto, aunque la consulta no fue vinculante al sobrepasar la abstención la mitad del electorado.
Cavaco Silva sugirió en un mensaje al Parlamento que la mujer sea informada sobre la posibilidad de entregar al bebé en adopción, que la publicidad sobre el aborto se restrinja, que los médicos objetores de conciencia no sean excluidos de las consultas previas y que se cree una red pública de acompañamiento sicológico y social a las mujeres que quieran abortar.
El presidente subrayó que durante la atención médica previa a la realización del aborto la mujer debería tener conocimiento sobre las posibilidades de entregar en adopción de su futuro hijo, postura apoyada en el Parlamento por los partidos de derecha y rechazada por las fuerzas de izquierda.
Según Cavaco Silva, el hecho de que un médico declare objeción de conciencia para la no-realización del aborto no tiene que impedir que éste pueda llevar a cabo las consultas clínicas.
En su mensaje califica el aborto de “mal social a prevenir”, como fue reconocido por todas las fuerzas políticas participantes en la campaña del referéndum y señala que sería anómalo que el legislador no tomara providencias para “restringir la publicidad comercial de la oferta de servicios en la interrupción del embarazo”.
Sobre el caso concreto de la consulta médica, señala que la mujer debe ser informada acerca del nivel de desarrollo del embrión y de las consecuencias de la interrupción del embarazo para su salud física y psíquica.
Además, entiende que el médico pueda preguntar a la mujer sobre las razones que la llevan al aborto y defiende que exista un periodo de reflexión sólo si la mujer tiene acceso a información sobre un acto “cuyas consecuencias serán siempre irreversibles”.
Cavaco Silva apunta también que las clínicas privadas que practiquen abortos deben contar con el adecuado control por parte del Estado, además de considerar razonable que el progenitor masculino esté presente tanto en la consulta como en el posible periodo de reflexión.