Integrantes de Greenpeace en el monte Ararat en Turquía muestran pancartas con la leyenda “Salvemos al clima ahora” en varios idiomas. Liberaron a 208 palomas con un mensaje para los países del mundo en el marco de la reunión del G8. (AP)
Crecientemente aislado del resto del mundo y sometido a una fuerte presión nacional e internacional sobre esta materia, el presidente estadounidense, George W. Bush, presentó ayer una estrategia de lucha contra el cambio climático que incluye una cumbre de los principales países emisores de gases contaminantes que debería celebrarse el próximo otoño en Estados Unidos.
Esta iniciativa, que también aboga por la eliminación de barreras arancelarias para el intercambio de tecnología sobre medio ambiente, trata de salir al paso de las críticas recibidas por el Gobierno estadounidense, que no es signatario del Protocolo de Kyoto, en vísperas de la cumbre del G8, los próximos seis y siete de junio en Alemania.
Hasta los mejores amigos de Bush, como el primer ministro británico, Tony Blair, le han pedido al presidente estadounidense un cambio de su posición contraria al establecimiento de cualquier objetivo preciso o fecha para la reducción de la emisión de gases de efecto invernadero. También la canciller alemana, Angela Merkel y el nuevo presidente francés, Nicolas Sarkozy, que mantienen buena comunicación con la Casa Blanca en otros asuntos, han dejado oír recientemente sus discrepancias con la Administración norteamericana en materia medioambiental.
El borrador de acuerdo preparado por Alemania para la cumbre del G8 incluye la reducción de emisiones de gases en 2050 a niveles un 50 por ciento inferiores a los existentes en 1990, así como una reducción para 2020 del 20 por ciento de la energía para electricidad y transportes.
Bush, aunque presentó a comienzos de este año ante el Congreso de este país una propuesta para reducir un 20 por ciento el consumo de gasolina para el año 2020, no apoya el contenido de ese borrador. Así se lo expuso personalmente el presidente a Merkel en su última visita a Washington, hace dos semanas. Posteriormente, en su último viaje a esta capital como primer ministro, también Blair pidió a Bush mayor flexibilidad de cara a la cumbre del G8.
Ese movimiento ha resultado ser por ahora una iniciativa en la que al menos se reconoce la gravedad del problema y se ofrece la disposición de encontrarle una solución. “Nos tomamos este asunto muy en serio. Es importante que tengamos éxito y para eso queremos crear un sistema que permita seguir de cerca el cumplimiento de los compromisos por parte de cada país”, dijo Bush al presentar sus propuestas.
Ven ‘poco realista’ compromiso de EU
Bruselas ha tirado la toalla y da por imposible que Estados Unidos, el mayor emisor de gases contaminantes del planeta, Estados Unidos, se comprometa la semana que viene durante la cumbre del G-8 a un calendario de reducción de emisiones como el que propone la canciller alemana, Angela Merkel.
Berlín, que este semestre preside la Unión Europea pretendía que el grupo de los siete países más industrializados más Rusia se pusiera de acuerdo en permitir un aumento de las temperaturas máximo de dos grados durante este siglo.
Para ello, las grandes potencias deberían reducir en 2050 sus emisiones de gases contaminantes en un 50 por ciento respecto a los niveles de 1990.
“Sería poco realista pensar que Estados Unidos adoptará un compromiso vinculante de reducción de emisiones en Heiligendamm”, explicaron fuentes comunitarias muy próximas a la negociación. “Sería demasiado optimista pensar en un acuerdo de ese tipo”, añadieron. Las mismas fuentes indican sin embargo, que en el texto de conclusiones que adoptaran los líderes del G-8 se aprecian avances en la postura estadounidense. “Han pasado de ignorar la amenaza del cambio climático a reconocer las evidencias científicas de que se está produciendo”.