El Tratado de la UE, de ser modificado mantendría el mismo nombre, mientras que el Tratado de la Comunidad Europea se llamaría “Tratado sobre el funcionamiento de la Unión”, con las disposiciones para la aplicación de las políticas comunes incluidas las bases legales. (Archivo)
Plantea la canciller alemana Angela Merkel volver al método de cambio de instituciones de los antiguos tratados.
La presidencia de la Unión Europea (UE), que encabeza la canciller federal alemana Angela Merkel, propuso ayer abandonar el proyecto de Constitución y volver al método de cambio de instituciones de los antiguos tratados europeos.
Según un documento que envió al resto de delegaciones de la UE, como preparación para el Consejo Europeo del 21 y 22 de junio, la presidencia en turno del bloque comunitario pretende introducir las reformas previstas en la Constitución en los antiguos tratados.
“La presidencia propone volver al método clásico de cambio de tratado”, indicó el texto, en referencia al Tratado de la UE y al Tratado de la Comunidad Europea, que sufrirían las reformas aunque sin su valor legal.
Esta propuesta se encuentra en el apartado sobre la manera de continuar adelante, ante las divisiones internas de la UE, que no terminan de ponerse de acuerdo sobre la mejor manera de reformar las instituciones.
En el apartado se indica que se pedirá a la Conferencia Intergubernamental (Cig) que “adopte un Tratado de Reforma corrigiendo los existentes tratados antes que revocarlos”.
El Tratado de la UE, de ser modificado mantendría el mismo nombre, mientras que el Tratado de la Comunidad Europea se llamaría “Tratado sobre el funcionamiento de la Unión”, con las disposiciones para la aplicación de las políticas comunes incluidas las bases legales.
En cualquier caso, la presidencia dejó claro que “ambos tratados tendrían la misma base legal”, así como que “la Unión tendría una única personalidad jurídica”.
El texto también enumeró seis asuntos en los que aún no hay acuerdos entre los socios europeos, al comenzar por “la cuestión de los símbolos de la UE y la primacía del derecho comunitario (sobre los nacionales)”, así como “los posibles cambios terminológicos”.
Otro asunto sería “el tratamiento de la Carta de Derechos Fundamentales”, que mereció en el documento de la presidencia una explicación aparte sobre el conflicto entre los países que abogan por introducirlo en los tratados y los que se niegan a ello.
“Algunas delegaciones han pedido que el texto de la Carta de Derechos Fundamentales sea retirado del Tratado. Otros se oponen fuertemente a este movimiento”, según el texto de la Presidencia alemana.
Agregó que la mayoría de los que se oponen a modificarlo “podrían sin embargo aceptarlo, siempre que el carácter legal vinculante de la Carta sea preservado mediante una referencia en el cuerpo del Tratado”.
El resto de áreas en las que aún no hay acuerdo, según Alemania, es “la especificidad de la Política Exterior y Seguridad Común”, “la delimitación de competencias entre la UE y los Estados miembros” y “el papel de los parlamentos nacionales”.
El Consejo Europeo, que reúne a los jefes de Estado y de Gobierno de la UE la próxima semana, tendrá que llegar a un acuerdo sobre el camino a seguir, aunque las negociaciones se prevén muy duras y ya se habla en Bruselas que serán de las más largas de los últimos años.
Instan a Latinoamérica a copiar modelo de integración europeo
La secretaria de Estado para Iberoamérica española, Trinidad Jiménez, instó ayer a Latinoamérica a “apostar más” por la integración regional y la cohesión social para crear un modelo de bienestar similar al de la Unión Europea (UE).
Si no se favorece la cohesión social a través de la cooperación y la integración regional, “América Latina puede correr el riesgo de quedar relegada en la agenda internacional”, alertó Jiménez en la inauguración de un seminario sobre las relaciones de Europa con Iberoamérica.
La responsable española recordó que el “reto pendiente en América Latina es la integración regional, algo en lo que Europa le puede enseñar mucho”.
Aunque existen diferencias económicas, y también “algunos riesgos de fracturas dentro del continente”, Jiménez está convencida que “todo se puede conjugar” sin hacer planteamientos excluyentes que perjudiquen a toda la región.
No se puede afrontar en solitario fenómenos transnacionales, como el narcotráfico, el crimen organizado o el terrorismo, ni tampoco se puede progresar sin ceder ciertas cuotas de soberanía a entidades supranacionales, prosiguió.
La prueba está, según Jiménez, en la experiencia de la UE y en la trayectoria de países como España que se han beneficiado de la solidaridad de sus socios comunitarios.
Todos los países latinoamericanos, reiteró, deben formar parte de un mismo proyecto y estar unidos para poder consolidar alianzas con Europa y con Estados Unidos.
Jiménez apuesta además por la constitución de una “ciudadanía iberoamericana”, también similar a la ciudadanía europea, que englobe a una comunidad que trabaje por el desarrollo de todos, sin excepciones.
De esa forma, se podrá redistribuir mejor los beneficios del crecimiento económico y hacer frente a los “enormes” niveles de desigualdad, exclusión social y pobreza de la región, que se sitúan entre los mayores de todo el mundo.
