Prueban su talento ‘en corto’

Todos han pasado por él. Ahí ensayan lo que será su propuesta cinematográfica que luego se transformará en largometraje. Guillermo del Toro (El Laberinto del Fauno), Francisco Vargas (El Violín), Rigoberto Castañeda (Kilómetro 31) y Juan Carlos Rulfo (En el Hoyo) platican de lo que fue su primera experiencia con un cortometraje, género que ha cobrado importancia. En lo que va del año, se han ganado alrededor de 20 premios internacionales.

Afloraron los nervios

Francisco Vargas es el director de El Violín, que ganó más de 30 premios entre nacionales y extranjeros.

“(Con) ese primer corto tenía todos los nervios de cómo iba a quedar y cómo iba a ser recibido al ser proyectado. Pero sobre todo, ahí comenzamos de alguna manera a hacer algo que luego se vería en El violín: hacer una película entre cuates, con toda la adrenalina, la pasión y la entrega para disfrutarlo.

“Conejo hablaba de la magia de los sueños, de cómo luchar por ellos y, claro, resulta que también está eso en El Violín, aunque la verdad es que no me había dado cuenta, hasta que me lo hicieron ver hace poco. Lo más padre fue que se trató de un corto que de verdad recorrió el mundo. Se hizo en 1999 y todavía el año pasado estaba por ahí rodando: en Inglaterra tuvo una pasada y pues yo (pensé) ‘¡ah ca..!’, todavía existe...”

Graba con Súper 8

Guillermo del Toro, nominado al Oscar por El Laberinto del Fauno, filmó por primera vez con una cámara Súper 8.

“El último que hice en Súper 8 era sobre una mujer minusválida en silla de ruedas y luego con un feto gigante que la asesinaba. El corto se llamaba Matilde, pero yo pensaba que era un cortometraje con demasiadas imágenes católicas y ¡tenía un feto gigante!, así que no podía fallar. Sentía una gran sensación de soledad y estaba lleno de imágenes extrañas y cosas raras que luego exploré más seriamente en el cine.

“Luego hice unos cortos de 16 y 35 milímetros. Uno era la historia de una mujer anciana (Doña Lupe, 1985), que se batía a duelo con un policía en medio del patio. Todos los efectos especiales los hicimos en Guadalajara, donde yo vivía, nadie hacía efectos ahí; así que para mis cortos tuve que aprender a hacerlos. Fabricamos todos los petardos, la sangre falsa, las heridas, las explosiones... así que con el tiempo me volví más profesional. Básicamente decía: ‘haré mi propio taller de efectos y cuando haga Cronos, lo cerraré’”.

Hace magia

Rigoberto Castañeda es director de Kilómetro 31 y actualmente posproduce Blackout.

Necrofilia fue desde el inicio un cortometraje muy ambicioso para lo que estábamos acostumbrados en la escuela de cine. De entrada es difícil de identificar, es como una farsa de terror sicológico con desplantes de diseño de producción tipo cómic (Dick Tracy). Caídas desde un quinto piso, balazos, peleas, un robacadáveres, muertos vivientes, un asesino, una pareja sadomasoquista… en fin, una locura en 35 milímetros que en un corto de primer año no se solía ver.

“Varios maestros me trataron de convencer de que tenía demasiadas cosas “peligrosas” dentro del guión. El asesor de producción y guión en aquel entonces era Hugo Rodríguez, él te tenía que firmar el proyecto en la portada para que tú lo mostraras y pudieras continuar con tu producción. Bueno, pues el mío lo firmó no sin antes poner la leyenda antes de su firma: “Que Dios te bendiga”…

Se acerca a la gente

Juan Carlos Rulfo es director de En el Hoyo, documental sobre la construcción del segundo piso del Periférico, visto por cerca de 40 mil personas en México y con cerca de 40 premios en el mundo.

“Básicamente con El Abuelo Cheno y otras historias, descubrí cómo acercarme a la gente sin necesidad de que estuvieran pensando que era un documental y los personajes con los que hablaba me ayudaron a entender lo que haría más adelante en esto del cine. Fue un acercamiento a la realidad la que ahí tuve.

“No piensas en que estás haciendo preguntas y esperas la respuesta, sino en que estás haciendo una película con todas sus partes.

“Hacer este documental (sobre su abuelo asesinado en 1923) ha significado mucho para mí...”.

Expulsión de Cuarón y Lubezki

Cuenta la leyenda que fue Vengance un Mine, un cortometraje hecho en inglés, lo que provocó la expulsión de Alfonso Cuarón y Emmanuel Chivo Lubezki, ambos nominados al Oscar en los últimos años.

Los dos estudiaban en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos. El problema, dicen quienes supieron, fue que el corto se presentó de pronto en La Habana, Cuba, donde obviamente el inglés no es bien consumido.

Para entonces Cuarón era conocido en las escuelas de cine en México.

Francisco Athié recuerda con agrado que lo dirigió como actor en el corto La Cantante que quería ser como Janis Joplin (1987).

“Como los chavos del CUEC iban a acabar sus trabajos al CCC, ahí nos conocimos todos, nos hicimos cuates”, mencionó hace un tiempo.

Carlos Carrera fue otro que en su época estudiantil demostró cuál era su género favorito: realizó en 1988 los cortos animados Amada y Malyerba Nunca Muere.

El primero mostraba a una anciana recordando su vida en pareja, el otro, a un hombre que respondía a la agresividad citadina arrancándole la oreja a un policía.

Ambos serían el previo a El Héroe, corto que ganó todo a nivel mundial.

Se unen al ‘clan’

A veces los actores, por muy reconocidos que sean, difícilmente participan en el género.

Está el caso de Ignacio López Tarso, quien durante sus casi 50 años de labor, sólo ha hecho uno: Veneno, de Monserrat Larqué, hace dos años.

“Sé que es un género interesante, pero no había hecho ninguno, porque no me había interesado”, dijo el actor, quien interpretó en dicha historia a un hombre que es asesinado mientras come.

En contrapartida, hay algunos actores que han tomado la cámara para gritar ¡corte... acción!.

Plutarco Haza filmó Hugo Contra el Mar, un corto de temática futbolera que recientemente compitió en el Festival de Huesca.

Y Jesús Ochoa realizó Tiro de Gracia, situado en la época revolucionaria y en el marco de un fusilamiento.

También los cortos mexicanos han ganado el Oscar estudiantil: La Milpa, de Patricia Riggen y El Último fin de Año, de Javier Bourges, ganaron la condecoración.

Hace cuatro años, en Guanajuato, surgió el Rally Expresión en Corto, que consiste en realizar una historia de este tipo en 24 horas, incluyendo exhibición al público.