Me pareció interesante una noticia que leí en un suplemento semanal, acerca de la cabeza momificada de un guerrero maorí, totalmente tatuada, que se encuentra en Francia, la cual está siendo requerida por Nueva Zelanda para ser sepultada por tratarse de un resto humano. Si esta cabeza es devuelta a su país de origen, se desataría una devolución masiva de otras que se encuentran en exhibición en diferentes países del mundo.
Aquí lo interesante, es que si a todo este tipo de vestigios humanos se les diera sepultura, se perdería un acervo cultural importante, tal como sucedería con las momias de Guanajuato, o a las cabezas reducidas de Brazil, o las momias de Egipto, etc.; en fin, que de alguna manera es bueno para los habitantes de nuestro planeta conocer qué es lo que sucede y ha sucedido más allá de nuestras fronteras, y qué mejor si es en vivo y a todo color.
Con tratarlas con respeto y echarles agua bendita, o lo que se acostumbre en Nueva Zelanda, pienso que deben seguir en exhibición.
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