Una persona me envió un correo solicitando que haga llegar a los lectores sus inquietudes sobre este tema:
“Hace poco apareció en un periódico local un comentario de uno de sus lectores, relativo a la falta de seguimiento hacia los donativos producto de la famosa campaña del ‘redondeo’ que hacen algunas de las grandes corporaciones comerciales nacionales. Soy un ferviente defensor de la campaña citada ya que opino que de no hacerla estas corporaciones, nadie más las haría; y eso es peor que la desconfianza de las personas que aportan voluntariamente, y que en Internet han expresado su oposición a dicha campaña. Sin embargo, me enteré de buena fuente que hace poco le hicieron entrega del redondeo a la quinta ‘Las Margaritas’, institución privada propiedad de la familia González Torres parientes del Dr. Simi y del “Niño Verde”. Me pregunto si acaso no existen instituciones de verdadera beneficencia, pública o privada, que se encuentren mucho, pero mucho más necesitadas de ayuda económica como para que se les tome en cuenta a la hora de decidir el destino del producto de la famosa campaña del redondeo. Hace una semana asistí a la graduación de la escuela para personas sordas, fundada por el Dr. Alfonso Garibay Fernández, y créanme, es conmovedor constatar las condiciones de carencias materiales en que las admirables personas que ahí laboran desarrollan sus labores para ayudar a los niños, niñas y jóvenes que ahí aprenden a comunicarse con otras personas (a pesar de su sordera); pero, sobre todo, para alcanzar un desarrollo personal y familiar más satisfactorio y de mayor beneficio para nuestra sociedad lagunera. Lo anterior me ha convencido que hace mucha falta darle seguimiento a lo recaudado en la campaña del redondeo, así como reglamentar la participación de ONGs en los cuerpos directivos que deciden el destino de los fondos recaudados. De continuar la actual falta de ordenamientos legales y administrativos para vigilar el desempeño de las campañas de redondeo, se corre el riesgo de que dicha campaña desaparezca por falta de personas interesadas en hacer su donativo voluntario; y lo que sería peor, se incrementaría aún más la falta de confianza hacia las campañas altruistas y-o hacia las instituciones de beneficencia, ya sean públicas o privadas”.
En lo personal, considero que tiene razón, y estoy totalmente de acuerdo.