Es muy obvio que los abortos clandestinos significan un problema de salud para las mujeres, porque son a ellas a quienes se les practica, pero... ¿No les llama la atención que los más ansiosos para que se despenalice el aborto son los hombres?... ¡Cómo si ellos tuvieran mucha “conciencia” para opinar!... Los diputados y senadores a favor, además del aspecto político, están protegiendo a sus congéneres, porque está comprobado estadísticamente que la mayoría de los embarazos que terminan en abortos proceden de hombres comprometidos que no pueden cumplir con su papel de padre biológico y, mientras la mujer se decide a practicárselo o no, ellos “sufren” de pensar que se les caiga el teatrito de hombres rectos y cumplidores, además de lo que les cuesta el que esta intervención quirúrgica sea “a escondidas”. Sin embargo, si se despenaliza y se puede efectuar en instalaciones médicas, (inclusive quieren que los centros institucionales los realicen sin cobro, dentro de algún tipo de seguro médico), al hombre se le va a quitar un gran “peso” ($) de encima, pero, no “por conciencia”, ni tan siquiera por responsabilidad, repito, sino por comodidad.
Otras personas muy involucradas son de la Comisión de la Equidad de Género de la Cámara de Diputados, algunas de las cuales, con una orientación sexual diferente, tampoco debieran tener voz porque se supone que ya escogieron su preferencia sexual en donde, por razones naturales, no se procrea. ¿Cómo lo van a hacer si les falta el elemento principal: el macho masculino?; claro que lo pueden hacer por técnicas “manuales”, es decir “in Vitro” con espermatozoides alquilados, pero ese procedimiento lo utilizarán una vez en la vida (y eso por sentirse que son madres), así es que para nada les atañe. En realidad todo esto lo hacen por imagen política, para que se diga que se interesan mucho por el pueblo, o por presumir que son “de avanzada”.