MI AMIGA CARMEN
Nuestra familia tiene una amistad desde hace muchos años con una persona que se ha caracterizado por su altruismo hacia las organizaciones necesitadas de apoyo, sólo que lo hace en forma callada, sin aspavientos. Por ejemplo, desde tiempo atrás siempre que se festeja con motivo de su onomástico o cumpleaños, tiene por costumbre sugerir a sus invitados que no le den ningún regalo para ella sino que el dinero que gastarían en obsequios lo donen para una buena obra; por ejemplo, en días pasados lo que se recaudó fue para ayudar al grupo que apoya a los enfermos de Alzheimer; hay invitados que por afecto personal también llevan un regalo para ella, pero Carmen prefiere que todo lo den en efectivo para que lo que se recaude signifique mayor aporte.
Este gesto me parece muy encomiable, porque el festejarse siempre significa un gasto (sobre todo en estos tiempos), pero, lo más problemático es el organizarlo, llamar a los amigos, pasarse bastantes horas en la cocina preparando los alimentos (Carmen cocina delicioso y siempre se luce con tres o cuatro platillos diferentes, además de los postres), así como atender a los invitados, lo que hace a la perfección porque es una magnífica anfitriona; y para ella el fin de todo esto, además de reunir a sus amistades, es colaborar con algo a una buena causa.
Siempre es agradable compartir con los amigos, pero también el apoyar a quien lo necesita, y en Torreón existen muchos organismos que requieren de ayuda económica. Pienso que la benevolencia de Carmen es un buen ejemplo a seguir.
