El matrimonio ha sido la base de la familia y elemento indispensable para la estructura social y la crianza de sus miembros, existen muchos tipos según la cultura y se han producido cambios en el tiempo.
El compromiso emocional entre hombre y mujer persigue la satisfacción de las necesidades de ambos, el sexo, la necesidad de proteger y ser protegido, la maternidad y paternidad además de sentirse parte de un grupo íntimamente unido son algunas de las más importantes, la intensidad de estas necesidades son sin embargo variables y pueden satisfacerse de una forma alternativa, al tener mayor individualidad se disminuye la necesidad de formar una familia, por ejemplo los adultos que viven solos en Europa y Estados Unidos de América son más abundantes debido a que la cultura y el sistema fomenta la individualidad y autonomía.
En la naturaleza, existe el impulso a formar familias aumentando la posibilidad de que la especie sobreviva, lobos, águilas, ballenas, delfines, chimpancés, leones, hienas, pingüinos, etc., las forman acordes con sus necesidades biológicas, la especie humana desde sus orígenes ha mostrado la misma tendencia.
La relación hombre-mujer ha sido variable según las culturas, lugar y circunstancias, no siempre ha sido fácil ya que existen diferencias psicológicas dadas por la herencia y en forma particular por el diferente género.
Para entender las fuerzas que favorecen la relación y aquéllas que son obstáculo es importante que tengamos información básica de lo que es el humano y de las diferencias que se observan en los dos géneros, las personas nacemos con personalidades distintas que se van manifestando conforme pasa el tiempo, madura el cerebro y somos influidos por el entorno, los rasgos en general son catalogados como con tendencia a la ansiedad, tristeza, agresividad, pasividad, irritabilidad, tranquilidad, histeria, aislamiento (esquizoide), paranoide (desconfiado e idealista), verborreico y callado, etc..., existe el impulso irracional de catalogar a los que son diferentes con equivocados y disfuncionales, o bien a tener un modelo de la persona “ideal” catalogando a los que no se cercan al modelo como inadecuados e incluso como enfermos.
La habilidad para hablar y la necesidad de hacerlo es más común en las mujeres, muchos hombres consideran esto como un defecto y sintiendo rechazo se alejan de ellas, las mujeres reaccionan catalogando al hombre como poco estimulante por ser callado, se sienten despreciadas y humilladas por no ser escuchadas, las mujeres tienen en general rechazo a la brusquedad y agresividad de los varones, los hombres las califican como exageradas disminuyendo con esto la comunicación en especial en el hombre, la esposa ambiciosa y activa termina despreciándolo, en general la mujer tiene más tendencia a estar apegada a la familia de origen, esto provoca en el hombre territorial y dominante serios conflictos con la esposa, la tendencia histriónica de la mujer que busca llamar la atención con su arreglo personal puede despertar ansiedad e ira en la pareja cuando tiene tendencia a ser paranoide y por lo tanto a ser celoso, las capacidades intelectuales al no estar cercanas dan lugar a disgusto emocional y conflictos, cuando uno de ellos es dominante se presentan problemas cuando son los dos es frecuente la separación, sin embargo es cuando no existe suficiente capacidad de amar cuando estas circunstancias adversas producen conflictos crónicos e intensos.
En los conflictos matrimoniales el ambiente familiar se hace tenso, la soledad, ira, ansiedad y depresión son comunes, la infidelidad de alguno o ambos es un riesgo mayor, el cuidado a los hijos baja de calidad ya que no existe el ambiente emocional para que se haga, los hijos comienzan a ser afectados por el descuido y agresividad destructiva que llegan a mostrar los padres.
Al inicio la orientación y psicoterapia a la pareja es de gran utilidad, posteriormente con las cargas emocionales y falta de confianza hacen que el establecimiento de una relación satisfactoria se haga más difícil pero no imposible cuando existe voluntad y capacidad.
La relación conyugal está pasando por malos momentos y tiende a empeorar, las presiones económicas y de trabajo en especial a las mujeres provoca problemas de relación difíciles de controlar.
En 1970 tres de cada cien matrimonios terminaban en divorcio, actualmente son quince y los que no llegan a la separación legal sí a la separación emocional y agresividad destructiva entre ellos, los hombres con más frecuencia agreden físicamente, las mujeres lo hacen psicológicamente.
La relación hombre-mujer es a pesar de todo la relación más agradable, íntima y comprometida que llega a tener un ser humano, satisface necesidades físicas y emocionales formando la base de la familia y el ambiente donde los niños pueden crecer con mejores posibilidades de desarrollo y salud, es alarmante que la relación marital esté deteriorándose y lo poco que la mayoría puede hacer para defenderse de esta tendencia, feminismo, machismo, presiones económicas y de trabajo, superficialidad mental generalizada dentro otras fuerzas están favoreciendo los conflictos acercándonos al perfil más desagradable y peligroso de las sociedades “desarrolladas”.