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PSIQUIATRÍA / HIPERACTIVIDAD INFANTIL

Dr. Fernando Villa Hernández (psiquiatra)

La actividad física y mental es más intensa en la infancia, el crecimiento y desarrollo cerebral implica no sólo el aumento de conexiones neuronales sino también cambios en la estructura de la neurona con mayor mielinización (cubierta neuronal) y variaciones en el tipo e intensidad de actividad en los neurotransmisores, el cerebro en desarrollo está en cambio permanente y se pueden observar variaciones repentinas que detectamos como “repentina madurez”.

La herencia tiene importancia en los rasgos psicológicos, niños ansiosos, curiosos y sensibles muestran más actividad, algo semejante sucede con los que son explosivos y con poca tolerancia a la frustración, los que tienen tendencia a la pasividad a la depresión y los introvertidos son más tranquilos.

La calificación de inquietud se produce en la familia y escuela, es influida por el poco conocimiento y limitada capacidad para tolerar la actividad infantil, adultos con trastorno de personalidad (neurosis) tienen poca tolerancia.

Existen situaciones donde la actividad infantil se hace exagerada y es un obstáculo para que se adapte al entorno, la ansiedad y depresión son la explicación más común, la depresión endógena es otra de las causas (variaciones inadecuadas de neurotransmisores) por cierto más frecuente de lo que se pensaba, el daño cerebral infantil con frecuencia se acompaña de hiperactividad e inquietud y por último el llamado “trastorno de la atención con o sin hiperquinecia”.

En el trastorno de la atención S.T.A. (Síndrome de Trastorno de la Atención) se presenta con una frecuencia de cuatro al cinco por ciento de la población infantil es más frecuente en niños que en niñas de cinco a uno, se piensa que uno de los factores es el exceso de actividad androgénica (hormona masculinizarte secretada por la glándula suprarrenal de la madre) antes del nacimiento, el síndrome ha dado lugar a polémicas entre psicólogos, médicos, maestros, padres de familia y población general, las opiniones fluctúan entre los que opinan que no existe tal trastorno, los que incluyen a niños naturalmente inquietos y a los ansiosos, los que pregonan sólo psicoterapia y los que piensan únicamente en medicamentos, es importante escuchar a los que se dedican a la investigación en neurociencias ya se acercan más a las causas de este síndrome.

Sabemos que el problema es real y tiene su explicación en alteraciones de la estructura neuronal y su fisiología, la diferente mielinización neuronal (la mielina es la capa externa de las neuronas) así como la presencia de cambios neurobioquímicos en las sinapsis son algunas de las explicaciones, las causas de esta disfunción pueden estar en la herencia, prematurez, andrógenos en la gestación, exceso de estimulación en la primera infancia.

Las manifestaciones del trastorno varían en tipo e intensidad, la alteración se encuentra básicamente en la limitada capacidad para mantener la atención en forma profunda y prolongada, pareciera fácil detectarla pero los errores son frecuentes, para evitarlos se necesita una historia clínica completa, conocimientos y experiencia, por ejemplo algunos niños atienden bien lo que les interesa pero muestran rechazo a lo que no, sucede particularmente en la escuela, la agresividad de los maestros despierta rechazo y miedo en el niño, lo que aumenta la falta de atención cayendo en un círculo vicioso del que es difícil salir.

Cuando se tiene el diagnóstico correcto el tratamiento es con medicamentos y psicoterapia individual y familiar, involucra también a escuelas y maestros, las manifestaciones además de hiperactividad incluye deficiencia en movimientos finos, actitud imprudente y atrevida, poco miedo a los accidentes, limitada capacidad para socializar ya que pelean y no participan en juegos que ameritan atención continua y habilidades psicomotoras, no responden a los castigos ya que no les importa volver a ser castigados, son frecuentes los problemas para leer y-o escribir (dislexia y disgrafía), son frecuentes las dificultades para hablar (dislalia).

El síndrome se puede presentar con una intensidad mínima, moderada e intensa, en este último caso es difícil para el niño y los padres que sin la información y paciencia sienten frustración, ansiedad e ira empujando a la familia entera al conflicto, en la escuela existen dificultades para enfrentar el problema ya que los grupos son grandes, las normas no se ajustan a estos niños y no existe información ni voluntad suficiente para manejar el trastorno.

El objetivo del tratamiento con medicamentos es aumentar la actividad cortical frontal logrando con ello aumentar la atención y moderar la conducta, los medicamentos son variados y pueden usarse de acuerdo con cada caso, el metilfenidato (ritalin) continúa siendo el más útil, existen otros como la estrattera, concerta, modiodal, catrbamazepina, etc...

La otra meta es más difícil ya que se trata de que padres y maestros tengan una actitud adecuada, las manifestaciones del trastorno de la atención se encuentra en el polo opuesto del modelo ideal lo que causa rechazo, intolerancia y agresión, empeorando las manifestaciones por la inseguridad, depresión y ansiedad que esto provoca.

El tratamiento integral es fundamental ya que de fallar se predispone al fracaso escolar, aumento de conductas delictivas, trastornos depresivos y ansiosos agregados, la esquizofrenia se observa con más frecuencia en los casos no tratados.

De nuevo el conocimiento, inteligencia y buena intención son herramientas indispensables para el bienestar humano y sus circunstancias.

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