Debido a las agresiones, el joven tiene dificultad para caminar.
“Tenía como un mes que habíamos dejado a mi hermano en un centro de rehabilitación, cuando lo volvimos a ver estaba todo golpeado y tenía huellas de ataduras y quemaduras en los pies, estómago y brazos”, dijo Concepción Buendía, quien presentó una denuncia en contra de un grupo de rehabilitación por malos tratos hacia su hermano.
No se lo esperaba
El domingo por la tarde, María Caldera se presentó a un grupo de rehabilitación para personas con problemas de drogadicción y alcoholismo. Ella buscaba a su hijo José Ángel Buendía Caldera, de 36 años, a quien había llevado porque varias personas le habían recomendado el lugar. Dicho centro se encuentra sobre la calle Escobedo, entre las avenidas Mina y Bravo, en el centro de Gómez. “Cuando llegué al lugar pregunté por mi hijo y me dijeron que se encontraba en un retiro espiritual y que se iba a tardar algunos días en regresar, luego una de las personas me dijo que mi hijo se encontraba dentro, fue cuando decidí llamar a la Policía para que detuvieran a los encargados y para que sacaran a mi hijo”, aseguró María Candela, mamá del lesionado. Según el afectado, José Ángel, quien tiene problemas para caminar, comentó a su familia que lo habían amarrado en varias ocasiones porque le había pedido a su padrino que le diera para comprar un litro de leche, y que en una ocasión le habían puesto un calcetín en la boca y luego le habían amarrado un mecate alrededor.
Tras las rejas
La Policía detuvo a Saúl Cabrera Lozano, de 22 años, y a Raúl Carreón, de 24, quienes dijeron ser los encargados del lugar. Ellos comentaron que no habían agredido a José.