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Radio Monitor| Plaza pública

Miguel Ángel Granados Chapa

Tras una resistencia que duró cuarenta meses, hace una semana quedó silenciado Radio Monitor. Con efecto tardío, lo hundió un torpedo lanzado en su contra por Grupo Radio Centro (GRC) el 3 de marzo de 2004.

A sus estragos se añadió el activismo directo del presidente Vicente Fox promoviendo un boicot de anunciantes y la justicia demorada que, como se sabe, es justicia denegada. Si bien el cierre de una emisión informativa que estuvo más de treinta y tres años al aire ha suscitado reacciones y movilizaciones diversas, todo el proceso previo de desgaste ha sido atestiguado con una impasibilidad que por desgracia es muestra de un cinismo social que condona toda suerte de infracciones, incluso las que rayan en la delincuencia.

La causa eficiente del infortunio de Radio Monitor es la negativa de GRC a acatar un laudo que la obligó a pagar más de 21 millones de dólares. En vez de cumplir un acuerdo basado en la probidad, pues el arbitraje descansa en la buena fe y la solvencia moral de los que lo pactan, la empresa de la familia Aguirre Gómez asestó a su acreedor un golpe de múltiples consecuencias. Cuando en 1998 Grupo Radio Centro adquirió las concesiones de AM y FM de Radio Red, suscribió un contrato de prestación de servicios informativos con Infored, propiedad de José Gutiérrez Vivó, que se concretaba en la transmisión de las varias ediciones de Monitor. En 2002 ambas partes denunciaron el contrato y comenzaron, tal como habían convenido si llegaban a una diferencia extrema, un juicio de arbitraje que se desarrolló durante casi dos años.

En ese lapso, no obstante la situación litigiosa que las distanciaba, las partes mantuvieron la situación acordada: Monitor se transmitía por las dos frecuencias de Radio Red, propiedad de GRC.

En enero de 2004 el panel de tres árbitros emitió el laudo que resolvía la controversia planteada por las dos partes. El fallo favoreció a Infored, que esperó en vano durante las semanas siguientes el acatamiento de la resolución, pues para eso las empresas prefieren la justicia privada, arbitral, para que sin incidentes de ejecución se cumpla lo determinado por los árbitros, dos de los cuales representan a las partes, siendo el tercero escogido por los anteriores. El tres de marzo, súbitamente, sin aviso, con agravio a los oyentes que como lo habían hecho por décadas escuchaban Monitor, el Grupo Radio Centro invadió los canales que, siendo ciertamente de su propiedad estaban usados legítimamente por su contraparte y dejó en silencio a Monitor.

Después de minutos de estupor, los emisores colocaron su señal en dos estaciones de amplitud modulada cuya concesión corresponde a Infored (pues habían sido parte del pago fijado en 1998). Horas antes, al concluir una entrevista de Gutiérrez Vivó con Andrés Manuel López Obrador éste había explicitado su decisión de ser candidato presidencial.

Con esa sola operación, ante la cual los funcionarios de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes sólo se alzaron de hombros, Radio Centro infirió de inmediato daños y perjuicios a Infored. La dejó fuera del mercado de frecuencia modulada, que es al que tienden anunciantes y escuchas (aunque no deja de haber sólo prejuicio respecto de la atención que sigue prestándose a las emisoras de AM) y sólo después de un tiempo el público de Monitor localizó en las nuevas frecuencias la información que deseaba escuchar. Infored se vio en el caso de alquilar una frecuencia de FM, cuya renta no pudo cubrir debido al boicot publicitario sugerido desde Los Pinos y de la cual salió el último día de noviembre pasado.

Grupo Radio Centro, contraviniendo la esencia del arbitraje y poniendo en riesgo la credibilidad de México en la comunidad internacional de negocios, donde se acude de más en más a la justicia privada, demandó ante la justicia estatal anular el laudo arbitral. Consiguió que en noviembre de 2004 un juez civil del Distrito Federal incurriera en el despropósito de invalidar dicha sentencia. Lo hizo sobre bases tan frágiles que tan pronto Infored acudió al juicio de amparo obtuvo en mayo de 2005 la protección de la justicia federal, lo que significaba dejar sin efectos la anulación del laudo. Las partes acudieron a la revisión, de que correspondió conocer al decimotercer tribunal colegiado en materia civil del primer circuito.

El 8 de junio del año pasado, en ausencia de la magistrada presidenta y mediante la habilitación de un secretario de acuerdos, ese tribunal revocó por mayoría el amparo, lo que Radio Centro proclamó como el final de la contienda y la consagración de su abuso como deudor que rehúsa cumplir sus compromisos. Una inteligente promoción del abogado Javier Quijano consiguió, sin embargo, que la Suprema Corte de Justicia de la Nación aceptara un excepcional recurso de revisión constitucional, por lo que el 30 de enero pasado el caso fue devuelto al decimotercer tribunal colegiado que lo tiene entre sus pendientes a pesar de los cinco meses transcurridos desde entonces.

Mientras tanto, el presidente Fox disuadía a interlocutores a los que buscaba ex profeso, de anunciarse en Monitor. Generó el infundio de que Gutiérrez Vivó era propagandista de López Obrador, sólo porque lo entrevistaba cada tres meses, como había hecho siempre con los jefes de Gobierno. Al iniciarse la nueva Administración, un vocero de la misma dijo a Gutiérrez Vivó que verían si “se portaba bien” para mudar aquella actitud o mantenerla. Por lo visto el comunicador no pasó la prueba.

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