Junto con 10 minutos de repique incesante de las campanas y en medio de arengas de “viva Cristo Rey”, “viva la Virgen de Guadalupe”, “viva la Iglesia”, en punto de las 17:00 horas inició la ceremonia para retirar los candados y reabrir la Catedral Metropolitana que permaneció cerrada desde el domingo pasado, cuando un grupo del PRD irrumpió con violencia en el recinto católico para acallar las campanas que presuntamente interrumpían la Convención Nacional Democrática.
En lo que la Iglesia Católica llamó acto de desagravio a la Catedral Metropolitana, el rector del templo, Rubén Ávila Enriquez, lavó simbólicamente los pasillos y paredes de “las injurias” de quienes a su juicio mancillaron la edificación del culto católico, y además puso fin así a una semana de enfrentamientos entre representantes del PRD, del Gobierno Capitalino y de la grey católica.
Pero la reapertura del templo sólo alcanzó el perdón eclesiástico, porque el mismo Ávila Enríquez, igual que el presidente del Colegio de Abogados Católicos, Armando Martínez Gómez, anunció que el perdón penal no es posible. “Se tiene que llegar hasta el fondo del asunto”, respondió inmediatamente después de decir que únicamente el perdón de Dios es incluso para los responsables de lo sucedido el domingo pasado.
Resguardada en el exterior por policías preventivos que revisaban todo tipo de bolsas, además de otros 30 elementos de la Policía Bancaria e Industrial que vestidos civil y desarmados cuidan desde este sábado el interior, la Catedral Metropolitana fue el escenario de escenas disímbolas entre la gente.
Hubo quienes derramaron lágrimas, cantaron y oraron, pero hubo también quienes lanzaron arengas que evidenciaban posiciones de encono para las autoridades del Gobierno Capitalino y del PRD.
Antes de retirar los candados, el rector de la Catedral Metropolitana recordó la guerra cristera en México que definió como el “más cruento” período de persecución religiosa en México, e hizo mención de que la fe católica no puede ser confinada con fórmulas políticas.
En punto de las 17:08 horas, se abrieron las puertas de la Catedral Metropolitana dando paso a cientos de feligreses que incluso esperaron hasta cinco horas este acontecimiento, que en palabras del representante eclesiástico “es un primer paso hacia la reconciliación de los mexicanos como hermanos y con Dios, porque ese templo es la madre de las parroquias ubicadas en el Distrito Federal”.
